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Poly cuelga el silbato

El agente de la Policía Local de Bueu más veterano de la actual plantilla, José Garrido Pazos, se jubila tras más de 36 años de servicio

José Garrido Pazos "Poly", ayer, de servicio en Bueu. // G.Núñez

Los futbolistas cuelgan las botas al final de su trayectoria deportiva. Utilizando un símil parecido, se podría decir que los agentes de Policía cuelgan su silbato cuando llega la hora de la jubilación. En el caso de José Garrido Pazos, más conocido como Poly, el ejemplo es doblemente válido. Fue después de un partido de futbito cuando compartía equipo con Luis Gómez, entonces agente de la Policía Local de Bueu y luego cabo jefe, cuando éste le animó a presentarse a las pruebas de selección que estaban a punto de celebrarse. Los exámenes fueron en diciembre de 1983 y el 12 de enero de 1984 comenzó a trabajar en cuerpo de la Policía Local muy distinto al actual. "Éramos cinco agentes: dos de mañana, dos de tarde y el jefe, que era el señor Abril. No teníamos coche, solo una moto Ducati, ni había servicio nocturno. Trabajabas tres fines de semana y descansabas uno", recuerda Poly, que después de más de 35 años de servicio afronta sus últimos días de servicio.

Desde la jubilación de Luis Gómez era el agente más veterano de la plantilla y no se arrepiente de la decisión tomada en aquel lejano 1983. "En aquel entonces trabajaba llevando la contabilidad de la sierra de Cela y de Muebles del Río, pero no era suficiente. Si no llego a aprobar el acceso en la Policía seguramente tendría que embarcarme, como mis hermanos o muchos amigos", explica. En ese sentido la situación de entonces tampoco se parecía mucho a la actual. "Había poca que gente que se presentase porque el sueldo era bastante bajo. Recuerdo que mi primera nómina fue de 57.000 pesetas", cuenta Poly.

Él pudo estudiar hasta COU en San Narciso y eso le ayudó a superar aquellas pruebas de acceso. "Era un examen de aritmética, uno de conocimientos generales y otro oral, en el que tenías que exponer el tema que te tocase de un temario sobre la Policía Local y las corporaciones", rememora. La selección se completaba con un examen de moto, a bordo de una Vespa de la autoescuela, en la que había que dar dos vueltas a la alameda que había delante del Concello.

El balance de estos más de 35 años es positivo, aunque reconoce que no siempre fue fácil. "Creo que la relación con la gente es buena, pero es difícil ser policía en tu propio pueblo. A veces algunos vecinos no entienden que les tienes que multar, que cumples con tu trabajo", apunta. En la parte positiva se queda con los agradecimientos que aún recibe por su labor de todos estos años. Recuerda algunos casos, como el de una niña que sufrió un ataque epiléptico en la calle y a la que aplicó rápidamente los primeros auxilios para evitar que se asfixiase. "Aún no había ambulancia en Bueu. La niña iba con sus abuelos, que cada vez que me veían me lo seguían agradeciendo", recuerda. O el caso de un hombre que estuvo a punto de fallecer por inhalación de humo tras un incendio en un cuadro eléctrico de la discoteca que regentaba. "Al ver el humo entró a ver que pasaba. Cuando llegamos su mujer le estaba llamando, pero no contestaba. Como el humo se concentraba en la parte de arriba de la sala decidí entrar agachado, lo encontré en el suelo y lo saqué arrastrándolo", rememora.

Pero obviamente también hay otros muchos recuerdos de la parte más difícil del trabajo de policía. "Recuerdo la muerte a puñaladas de una chica, una panadera de Aldán, a la que mataron en la Rúa Nova de Beluso. Fuimos los primeros en llegar al sitio. Nos enteramos porque nos llamó un taxista, que decía que llevaba a un hombre al cuartel de la Guardia Civil de Marín, que le contó lo que había hecho y que iba a entregarse", recuerda Garrido. También resulta especialmente doloroso rememorar los numerosos casos de suicidio a los que tuvo que acudir. "Impresiona mucho, sobre todo porque en muchos casos es gente que conocías", añade.

Los medios

La reciente ley que permite la jubilación de los policías a partir de los 59 años de edad y con más de 36 años cotizados le ha abierto la puerta de la despedida, una decisión de la que también está seguro. Estas cerca de cuatro décadas le han permitido vivir en primera persona la evolución experimentada por los cuerpos de la Policía Local. "Cuando yo empecé éramos unos notificadores. No teníamos talkies, ni radio y mucho menos teléfonos móviles. Solo había un fijo, pero cuando estabas en la calle era como si no lo tuvieses", explica.

El primer coche de la Policía de Bueu llegó cuando ya llevaba unos cuatro años de servicio. "Era un Seat Ronda", apunta. Un escenario bien diferente al actual. "Poco a poco se fue incorporando más gente y más medios. La responsabilidad ahora es mucho mayor y hay una mayor exigencia por parte de la sociedad. Aún así los medios con los que cuenta la Policía Local siguen siendo insuficientes. No puede ser que haya turnos con una sola persona, como nos pasó muchas veces", argumenta.

Durante las últimas semanas le han llegado muchos mensajes de cariño y aprecio ante la inminente jubilación. Sobre todo a través del perfil de Facebook que creó hace tiempo: Eu veciño e Poly de Bueu. No se trata de una página oficial de la Policía Local, pero durante este tiempo José Garrido colgaba anuncios relacionados con cortes de tráfico, restricciones de aparcamiento, objetos perdidos... "Está pensada como una especie de información de servicios a los ciudadanos y visitantes, que siempre la apreciaron mucho. Ya subí un aviso de que a partir de este fin de semana ya no estará operativa porque me jubilo y estos días recibí muchos mensajes", concluye.

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