El crecimiento natural de la población se escribirá en números rojos en el Morrazo de 2030. Las proyecciones del IGE estiman que a lo largo de ese ejercicio apenas nacerán 370 nuevos niños, por un número de defunciones que alcanzará las 822. El saldo vegetativo caerá a -452 personas. La tasa bruta de natalidad no llegará ni al cinco, lo que quiere decir que se tendrán menos de cinco hijos por cada mil habitantes de O Morrazo.
La tasa bruta de mortalidad, por su parte, estará en 10,9 puntos. Lo que significa que de cada 1.000 morracenses, fallecerán más de 10 personas al año a partir de 2030.
Por si estos datos no fuesen los suficientemente alarmantes, también el saldo migratorio será negativo. Dentro de 15 años el número de morracenses que se van superarán en 102 persoas al número de ciudadanos de otros municipios del Estado o extranjeros que deciden asentarse en la zona y emprender su vida.
La escasa perspectiva laboral en la mayor parte de los sectores económicos que existe en Galicia origina esta emigración masiva y hace que la comunidad tenga un atractivo nulo para que las poblaciones de inmigrantes se asienten en ella.
Dependencia
Aunque el saldo migratorio a nivel gallego será positivo en más de 3.000 personas dentro de dos décadas, se trata de un número muy bajo con respecto al nivel de recepción de inmigrantes que presentan casi todas las regiones de una Europa envejecida y que pronto necesitará echar mano de nueva población extranjera que permita mantener sus servicios y su Estado del bienestar, tal y como se ha ido desarrollando desde la II Guerra Mundial.
El ejemplo que demuestra esta tendencia se revela en el índice de dependencia global, es decir, el que expresa la proporción existente entre la población dependiente y la activa, crecerá en O Morrazo de los 49,6 puntos actuales hasta los 58,2 puntos.
