Los colectivos vecinales, culturales y de otro tipo acuden al magosto para demostrar su unión. El verano quedó atrás y el magosto es una muy buena excusa para volver a reunirse y disfrutar de una jornada entre amigos. Se idolatra a la castaña que se rescata de su erizo para llevarla a al mesa en compañía de los chorizos, algunos de la primera matanza. Y si hubo un tiempo en el que estas celebraciones iban hacia abajo, ahora suben más que la hipoteca de la casa. ¡Qué importa la crisis! Además no hay receta más barata que unas castañas cocidas con anís o unas asadas en una sartén llena de agujeros.

Faltan en O Morrazo esos tradicionales carros en los que se asan las castañas y se v ende por docena en cucuruchos de papel de periódico. Ya no circulan por estas calles marineras, sin embargo su presencia en otros lugares es sinónimo de la entrada del invierno.

La costumbre ahora es reunirse en un pabellón o un centro cultural a saborear la castaña. Las actuaciones musicales no suelen faltar en estos furanchos monocolores donde se vende buen humor y cobijo.

Y si ayer hubo por magostos por doquier en toda la comarca, hoy también hay señalados un buen puñado de ellos. Así, destaca el que celebrará la Asociación de Vecinos de Pintens. Está fijado para las 13.00 horas en el lugar de O_Fuxiño. A las 18.00 la Asociación de Mujeres de Moaña ofrece otro detrás de la Plaza de Abastos.