Ella misma asume la responsabilidad de "tirar del carro". Dice que lo hace no para colgarse medallas, sino para que Cangas alcance ese desarrollo económico necesario que le permita soltar todo el lastre que tiene detrás. Asegura que se están poniendo las bases para alumbrar a una nueva Cangas, llena de vigor y lejos de muchos de los tópicos que se le atribuyen.

- Ayer mismo leía que su compañero de filas y teniente alcalde de Vigo, Santiago Domínguez, se quejaba amargamente de las injerencias de Abel Caballero en áreas del BNG. Sin embargo, aquí son sus socios los que la acusan de intromisión.

- Sí se me acusó de injerencia, pero dentro de la buena relación que existe en el gobierno. Hay que tener en cuenta que yo soy la alcaldesa y tengo la obligación de conocer todas la áreas. Cierto que en algún momento hubo malestar, pero creo que está superado. Yo no tengo la sensación de que alguien quiera hacerme la cama. Lo que pasa es que las ganas de trabajar que tenemos hace que en ocasiones choquemos, pero nunca traté de colgarme medallas que no me pertenecen. Lo único que pido es que se me informe. Yo tengo que dar respuestas a la ciudadanía.

- Falta poco para que se cumpla un año de gobierno y uno tiene la sensación de que dista mucho de ser una máquina bien engrasada en la que cada pieza sabe perfectamente lo que tiene que hacer.

- Es una sensación legítima, pero con la que yo estoy en desacuerdo. A veces hay interés en algunos colectivos en propagar esa idea. Como en cualquier gobierno existe disparidad de criterios, pero se superan con diálogo y respeto mutuo. Ya le digo, lo otro es una leyenda urbana.

- ¿Cambiaría el pacto de gobierno que se firmó?

-No. Contamos con las personas más adecuadas para cada puesto. No cambiaría ni un sola coma.

- Hay pintadas en la que se le tilda de traidora a la causa de salvar Massó y, sin embargo, fue usted la que paralizó los trabajos en tierra.

-Dije que no iba a paralizar el puerto porque no tenía competencias para ello, pero también dije que de todo lo que se hiciera en tierra habría un control absoluto. A la empresa que construye se la va a tratar igual que al resto de las constructoras e igual que a cualquier vecino. Yo creo que fui consecuente con las actuaciones. Respecto a las pintadas. Nadie puede aportar pruebas de que me nos vendiéramos a nadie. De todas formas, me gustaría que cuando alguien realice esas acusaciones que las firme. Sí ya sé que somos personajes públicos y que tenemos que asumir la crítica, pero si sabemos quien la hace podemos sentarnos y contrastar opiniones. Yo estoy dispuesta a hablar con todos. No puedo hacerlo con fantasmas, evidentemente.

- ¿Piensa que en este asunto hay gente que es rehén de sus palabras?.

-Si no me concreta...

- Si no quiere contestar.

-¡Dígame usted?

- Por cierto, el paquete bomba en las oficinas de Inmobiliaria Atlántico supuso algún giro en las conversaciones.

-Insisto en que no hay negociaciones. Respecto al paquete bomba, no voy a permitir que nadie arrastre el nombre de Cangas. Lo que hay que pedir a hora a la Subdelegación del Gobierno que haga su trabajo y detenga a los responsables. No debemos mezclar este tipo de actuaciones con los vecinos de Cangas. No vamos a permitirlo.

- ¿Temió alguna vez que Massó se convirtiera en un segundo catastrazo?

-No, nunca. Tengo suficiente experiencia en política y en ningún momento vi que pudiera haber peligro. Pero sí creo que se le está dando una importancia que no tiene. Para nosotros es tan solo un asunto más.

-Por lo visto hasta la fecha, el casco viejo es su buque insignia.

-Creo que todo los grupos que están en el gobierno apostamos por él, queremos devolvérselo al pueblo.

- ¿A dónde quiere llevar a Cangas?

-Queremos una nueva Cangas, moderna, pero que no pierda su esencia, una mezcla de tradición y modernidad; recuperar el pasado sin dejar de ver el futuro, de ahí la importancia que damos al futuro polígono industrial, es fundamental para crear riqueza y puestos de trabajo

- En eso de mezcla de tradición y modernidad me acaba de recordar a Cuiña, que en el polígono de Lalín construyó un puente mitad románico mitad moderno. Era una frase que le gustaba mucho.

-Ideológicamente, Xosé Cuiña y yo estamos en polos opuestos, pero me consta que nos une el mucho cariño que el tenía por su pueblo y yo por el mío.

-¿Echa de menos el desfile de algún conselleiro por Cangas?

-No, para nada. Los que vinieron fue para traer algo, y hablo tanto de conselleiros como del Vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana. Todos y cada uno vinieron a Cangas con algo bajo el brazo.