Encuentro en Budapest

Acuerdo militar y cuatro cazas: Orbán da luz verde a la entrada de Suecia en la OTAN

Se liquida así el último escollo para la incorporación formal en la Alianza Atlántico del país nórdico

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y su homólogo sueco, Ulf Kristersson.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y su homólogo sueco, Ulf Kristersson. / EP

Gemma Casadevall

El accidentado ingreso de Suecia en la OTAN está a punto de cerrarse complementado con un acuerdo militar bilateral: el suscrito entre el ultranacionalista primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y su homólogo sueco, el conservador Ulf Kristersson. A tres días de la decisiva votación en el Parlamento de Budapest, ambos líderes anunciaron la compra de cuatro cazas 'Gripen' suecos para reforzar la flota húngara. "Es un importante paso destinado a restaurar nuestra confianza", afirmó Orbán.

Se liquida así el último escollo para la incorporación formal en la Alianza Atlántico del país nórdico. El voto húngaro era el último que faltaba para completar el proceso, en que es precisa la ratificación del total de sus 31 miembros. Durante meses parecía que todo dependía del voto de Turquía. Pero incluso el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, retiró antes su veto a Suecia que Hungría.

Suecia, junto con Finlandia, dieron un giro radical a su tradicional neutralidad militar a raíz del inicio de la invasión rusa de Ucrania. Finlandia tiene 1.340 kilómetros de frontera con Rusia, la más larga entre los socios de la Unión Europea (UE); Suecia no tiene frontera terrestre compartida con ese país, pero sí un límite marítimo a través del Báltico que le separa del enclave ruso de Kaliningrado. Su incorporación a la OTAN reforzará así la defensa del flanco este, que completa, por parte nórdica, Noruega, país extracomunitario pero miembro de la Alianza.

Suecia y Finlandia solicitaron formalmente en 2022 el ingreso en la OTAN en paralelo. Pero mientras Helsinki completó el proceso en tiempo récord --menos de un año--, a Estocolmo le tocó esperar y negociar a distintos niveles con Turquía y Hungría. Ankara reprochaba a Suecia ser país "refugio" de opositores kurdos --considerados terroristas por Turquía y, por tanto, un peligro para su seguridad nacional--; Budapest recriminaba al país nórdico "hostilidad" por su cuestionamiento a la situación de los derechos cívicos y la justicia en Hungría.

Presiones transatlánticas y de la UE

Washington, Bruselas y varios poderosos miembros de la OTAN, como Alemania, han presionado a Orbán para que consume la ratificación de ese ingreso. El primer ministro húngaro, el último aliado de Vladímir Putin en el bloque europeo, ha ido dando largas con diferentes excusas. Sin llegar a negarse en redondo a ese ingreso, ralentizó el proceso de ratificación hasta ser el último estado miembro en formalizarla. Una sesión parlamentaria convocada hace unas semanas por la oposición para proceder a ese voto fue boicoteada por el Fidesz, el partido de Orbán.

En su comparecencia conjunta con Kristersson -quien lidera una coalición centrista con el apoyo externo de la ultraderecha-, Orbán confirmó que su partido dará ahora luz verde a Suecia el lunes.