Cambio climático

La cumbre de países amazónicos termina sin acuerdos sobre los combustibles fósiles

El documento deja sensaciones encontradas tras limitar algunas de las medidas propuestas al ámbito nacional

La ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva (i); el ministro de Exteriores de Brasil, Mauro Vieira (i-2); el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (c); el gobernador de Para, Helder Barbalho (d-3); la ministra de los pueblos indígenas de Brasil, Sonia Gujajara (d-2), y el ex canciller de Brasil, Celso Amorim (d), participan en la Cumbre Amazónica hoy, en Belém (Brasil).

La ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva (i); el ministro de Exteriores de Brasil, Mauro Vieira (i-2); el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (c); el gobernador de Para, Helder Barbalho (d-3); la ministra de los pueblos indígenas de Brasil, Sonia Gujajara (d-2), y el ex canciller de Brasil, Celso Amorim (d), participan en la Cumbre Amazónica hoy, en Belém (Brasil). / EFE/ ANTONIO LACERDA

Abel Gilbert

La Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) concluye este miércoles Belém do Pará, en el nordeste brasileño, una cumbre de dos días con un documento de 21 páginas que resume el consenso posible entre los ocho países miembros. El tema de los combustibles fósiles, una clara línea divisoria entre los presidentes de Brasil y Colombia, Luiz Inacio Lula da Silva y Gustavo Petro, respectivamente, solo es mencionado de manera lateral en una declaración que provocó disconformidad en los grupos ambientalistas.

Los contenidos del texto discutido entre Colombia, Bolivia, Perú, Guyana y Brasil, Venezuela, Ecuador y Surinam, dejaron sensaciones encontradas. La organización expresó no obstante un compromiso más general de evitar un proceso irreversible de desertificación en la Amazonia. De acuerdo con diario paulista 'Folha', el término "deforestación cero" -defendido en especial por Brasil y Colombia- fue incluido en el documento "como ejemplo de meta nacional" y no de toda la OCTA. Una clara concesión a miembros como Bolivia y Perú que tienen metas menos ambiciosas en la materia o legislaciones más laxas.

Se convino crear un panel técnico científico para la Amazonia, inspirado en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, así como un observatorio regional. Los estados sentarán las bases para una cooperación de sus policías a los efectos de enfrentar la delincuencia y las actividades ilegales, entre ellas la minería, el contrabando de mercurio y el blanqueo de dinero. Petro había propuesto un objetivo más ambicioso: crear un tribunal de justicia ambiental.

El documento reconoce los derechos territoriales de las comunidades originarias y a ser las mismas consultadas sobre proyectos que afecten a sus tierras. El acuerdo contempla a su vez la cooperación para hacer frente a la violencia de género, la misoginia y el racismo.

Mensaje a la UE

La OTCA condenó "la proliferación de medidas comerciales unilaterales que, basadas en requisitos y normas medioambientales, se traducen en barreras comerciales y afectan principalmente a los pequeños productores de los países en desarrollo". Para los analistas, el mensaje fue enviado a la UE. Además, se reclama a los países más ricos del planeta que cumplan su promesa de destinar 100.000 millones de dólares anuales a la agenda climática de los países en desarrollo. La diplomacia brasileña promovió especialmente esos párrafos, interesada en conectar asuntos que a veces se presentan separados. El propio Lula, en la sesión de apertura remarcó en ese sentido que "una transición ecológica justa" debe permitir a esta región dejar de tener un lugar "subordinado" como "proveedores de materias primas". El presidente anfitrión subrayó al respecto que la Amazonia "es nuestro pasaporte para una nueva relación con el mundo, una relación más simétrica, en la que nuestros recursos no serán explotados en beneficio de unos pocos, sino valorados y puestos al servicio de todos".

La declaración de Belém do Pará anuncia la disposición de la OTCA de coordinar sus posiciones en las agendas internacionales como la COP28. Si bien se reconocen los principios del Acuerdo de París, el documento no hace referencia concreta al petróleo. La declaración apenas "insta a los actores involucrados en el ciclo de vida de los minerales e hidrocarburos" a adaptarse a la Agenda 2030 de desarrollo sostenible.

Decepción de ambientalistas

Distintas oenegés y especialistas que han seguido de cerca la reunión en el nordeste brasileño expresaron su descontento con el mensaje que la OTCA le da al mundo. Para el Observatorio del Clima, el texto "repite el destino de otras declaraciones multilaterales y nivela los compromisos hacia abajo. Al hacerlo en un contexto de emergencia climática, le falla a la selva y al planeta". De acuerdo con Leandro Ramos, de Greenpeace Brasil, "la declaración es decepcionante en varios aspectos, pero principalmente porque no incluye compromisos claros y concretos".

 "No es posible que, en un escenario como éste, ocho países amazónicos no puedan poner en una declaración, negro sobre blanco, que la deforestación tiene que ser cero y que buscar de petróleo en medio de la selva no es una buena idea", dijo a 'Folha' Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, una red de unas 80 organizaciones de la sociedad civil brasileña. "Se abordaron los temas correctos, pero no se ofreció lo que la sociedad, el sector privado y el mundo académico esperan: un conjunto de acciones a corto y medio plazo que puedan cambiar el rumbo por el que navegamos hoy", estimó Marcelo Furtado, director de Nature Finance.

Opiniones encontradas de Petro y Lula

La cumbre puso en escena la divergencia de criterios entre Petro y Lula sobre la cuestión petrolera. El primero habló de un "negacionismo climático" de la izquierda. "¿Es posible mantener una línea política de ese nivel? ¿Apostarle a la muerte y destruir la vida? ¿O deberíamos plantear otra cosa diferente que es lo que llamo sociedad descarbonizada?". En nombre de Lula pareció hablar el presidente de la estatal Petrobras, Jean Paul Prates. "Lo que tenemos que hacer, incluso aprovechando que la COP estará aquí (en 2025), es discutir cómo el uso del petróleo, que todavía durará algunas décadas, puede ayudar a financiar la transición energética".