Tras varias semanas de relativa calma, vuelven los arrestos masivos en Bielorrusia. El Ministerio del Interior informó ayer de la detención de 600 personas durante la protesta del domingo contra el presidente Lukashenko, que congregó de nuevo a unos 100.000 manifestantes. Además, Maria Kolesnikova, la única de las tres mujeres del liderazgo opositor que aún seguía en territorio bielorruso, fue retenida por desconocidos que la introdujeron por la mañana en un coche. A partir de ese momento, su móvil dejó de responder.

El régimen recurre a una política de "terror", pero "se equivoca si piensa que así nos va a detener. Cuanto más nos intimiden, más gente saldrá a la calle", advirtió la líder opositora, Svetlana Tijonóvskaya desde Lituania.

Aunque la represión no ha vuelto a los niveles de los primeros días, jornadas en las que se llegó a detener a unas 7.000 personas, muchas de las cuales denunciaron palizas y maltratos, sí es cierto que los observadores han constatado una actitud más agresiva de las fuerzas de seguridad respecto a los manifestantes del domingo que en anteriores semanas. Además, se han dejado ver grupos de agentes -vestidos de paisano con la cabeza tapada por una capucha y armados- realizando arrestos, una novedad respecto a días precedentes.

Las autoridades bielorrusas parecen más interesadas en forzar a las principales figuras de la oposición a que emprendan el camino del exilio que en condenarlas a largas penas de cárcel que suscitarían nuevas oleadas de indignación internacional. Tras pasar varios días detenida, Olga Kovalkova, miembro del comité opositor y artífice de las huelgas en empresas públicas de maquinaria pesada que hicieron tambalear a Lukashenko a mediados de agosto, se ha tenido que refugiar en Polonia. Según su versión, la llevaron en coche hasta la frontera y la obligaron a cruzarla "como antes a Svetlana Tijonóvskaya". La detención de Maria Kolesnikova podría tener un final similar.

Entre tanto, el hospital de Berlín donde está ingresado anunció ayer que el líder opositor ruso, Alekséi Navalni, ha salido del coma inducido y está reaccionando "cuando se le habla". El bloguero ruso sufrió hace tres semanas un envenenamiento con un agente químico de la familia Novichok en Siberia.