El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, cerró ayer definitivamente la puerta a la posibilidad de una negociación con Estados Unidos para rebajar la creciente tensión entre los dos países, en máximos desde el ataque a dos refinerías saudíes, este sábado, del que Washington acusa a Teherán.

Jamenei aseguró que su país no entablará negociaciones con EE UU "a ningún nivel". El líder supremo dijo que negociar con Washington significaría "la victoria de la campaña de 'máxima presión' de Estados Unidos" contra su país, en alusión a las sanciones y las amenazas de ataques. "Ofreciendo un nuevo diálogo a Irán, EE UU busca imponer su voluntad a la nación persa e ir más allá en su política de 'máxima presión' contra este país", subrayó.

El ayatolá destacó la contradicción de las autoridades estadounidenses frente al diálogo con la República Islámica, ya que a veces han propuesto una conversación sin precondiciones y otras han planteado hasta doce.

"Esto es una muestra del desorden político en la Casa Blanca o es un truco para confundir a la contraparte, aunque con Irán no funciona", advirtió. Jamenei recordó que tanto el presidente, Hasán Rohaní, como el jefe de la diplomacia, Mohamad Yavad Zarif, han expresado su rechazo a esas negociaciones.

Ayer, el Ministerio de Exteriores de Irán negó que vaya a producirse a finales de mes en la Asamblea General de la ONU en Nueva York una reunión entre Rohaní y Donald Trump.

La Administración Trump impuso duras sanciones a Irán y en los últimos días amenazó con represalias tras acusar al país persa de perpetrar los ataques del sábado contra dos instalaciones de la petrolera estatal saudí Aramco, pero al mismo tiempo se dijo abierta al diálogo.

El lunes, Trump aseguró que no quiere ir a la guerra con Irán y que la vía diplomática no se ha agotado, pero advirtió que EE UU está "mejor preparado" en caso de que surja un conflicto entre ambos países, ya que tiene "los mejores sistemas armamentísticos del mundo". Pero recalcó: "No quiero guerra con nadie (...) Ciertamente nos gustaría evitarlo".

Las autoridades iraníes han negado su implicación en los ataques contra Aramco, reivindicados por los rebeldes hutíes del Yemen, protegidos de Teherán.

No obstante, según imágenes de satélite difundidas por la CNN, al parecer los drones que lanzaron el ataque procedían del noroeste, donde se ubican tanto Irán como Irak, y no del Yemen, al sur de Arabia Saudí.

Entre tanto, el ministro de Energía de Arabia Saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman, anunció ayer que los suministros de petróleo de su país ya han regresado a los niveles anteriores a los ataques con drones contra plantas de la petrolera estatal, que está considerada la empresa con más beneficios del mundo.

El titular afirmó que en los pasados dos días han podido recuperar más de la mitad de la producción que se vio afectada por los ataques, esto es, aproximadamente un 50 por ciento del total.