Cerrado el ciclo de las elecciones europeas, comienzan las batallas para, con las nuevas mayorías en la mano, renovar los cargos más importantes de la UE y, en particular, las presidencias del Parlamento Europeo (PE) y la de la Comisión Europea. Para esta tienen que ponerse de acuerdo el Consejo Europeo y el propio PE. Los líderes de la UE, reunidos ayer en Consejo Europeo informal en Bruselas, hicieron sus primeros tanteos negociadores para dirimir no solo quién será el sucesor del conservador Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión sino también el nuevo presidente del Consejo -el mandato del polaco Donald Tusk expira en diciembre-, el del BCE y el jefe de la diplomacia comunitaria.

Los resultados de los comicios han dinamitado la mayoría absoluta que durante años han conformado populares (PPE) y socialistas (A&S) y les obligan a pactar con los liberales (ALDE), y tal vez con los Verdes, para articular una nueva mayoría. Como consecuencia, el hecho de que el debilitado PPE (180 eurodiputados) haya sido la fuerza más votada palidece ante la constatación de que socialistas (146) y liberales (109) suman 75 escaños más que los conservadores.

Dentro del grupo socialista, el mayor peso lo tiene el PSOE de Pedro Sánchez (20) y dentro de los liberales son los hombres del presidente francés, Emmanuel Macron (21) quienes se llevan la palma. De ahí que el lunes por la noche, el francés recibiera en París con dos besos a Sánchez para sentar las bases de una estrategia común tanto contra la galaxia eurófoba como frente al PPE, donde la figura de referencia es la canciller Merkel (29). Según fuentes españolas, los que ahora mismo son los líderes europeos del liberalismo y la socialdemocracia hablaron sobre "la necesidad de crear una alianza de fuerzas progresistas y europeístas que frene a la ultraderecha", pero también de cómo tejer las alianzas adecuadas para que la derecha europea deje de acaparar el poder comunitario.

Ayer, antes del Consejo de Bruselas, Sánchez y Macron volvieron a reunirse, esta vez en presencia del socialista luso Antonio Costa y de los primeros ministros de Bélgica, Charles Michel, y Holanda, Mark Rutte, ambos liberales. La conclusión fue que el reparto de cargos debe reflejar el "nuevo equilibrio", ya que "toma forma una alianza de fuerzas europeístas y progresistas".

Mientras, también hay movimientos en el PE, que además de tener que elegir su propio presidente es la otra institución implicada en el nombramiento del sucesor de Juncker en la Comisión. Aquí la batalla es conseguir que la persona escogida por el Consejo para presidir la Comisión sea uno de los cabezas de lista de los eurogrupos, principio aplicado por primera vez en 2014 y que Macron se niega a aceptar. Los eurogrupos no lograron ayer consensuar una declaración al respecto, ante la oposición de los liberales, pero el presidente saliente de la Eurocámara, el conservador Antonio Tajani, anunció la intención del PE de hacer una propuesta al Consejo antes del 20 de junio.