El canciller conservador austriaco Sebastian Kurz no sólo pasará a la historia como el más joven, tiene 32 años, sino también como el más efímero, ya que sólo ha completado 525 días en el cargo. Kurz fue derribado ayer por una moción de censura en la que cosechó 110 votos en contra de los 186 diputados austriacos, entre ellos los de los socialdemócratas (SPÖ) y los de sus hasta hace diez días socios de gobierno ultraderechista (FPÖ). La caída de Kurz, sin precedentes en Austria desde el final de la II Guerra Mundial, llegó al día siguiente de que su partido (ÖVP) se impusiera el domingo en las elecciones europeas.

La moción de censura de ayer es el rápido desenlace al que ha llevado el escándalo de corrupción que el pasado día 17 le estalló en la cara al vicecanciller Heinz-Christian Strache, líder del FPÖ. El llamado "caso Ibiza", por haber sido grabado en la isla el vídeo que detonó la bomba, se cobró al día siguiente la dimisión de Strache y el anuncio por parte de Kurz del adelanto de las elecciones al próximo mes de septiembre. Dos días después, el lunes 20, era destituido el ministro de Interior y, en protesta, dimitían los otros tres ministros ultras que se sentaban a la mesa del Consejo. Sin embargo, estas dimisiones, y la sustitución de los salientes por técnicos de alto nivel, no fue aceptada como salida al escándalo por la oposición, que presentó la moción de censura.

Durante el debate parlamentario de ayer, Kurz acusó al FPÖ y al socialdemócrata SPÖ de actuar movidos por "deseos de venganza" y aseguró que "nadie en el país puede comprender" la moción. Por su parte, la oposición de izquierdas responsabilizó a Kurz de llevar a los ultras al Gobierno y tratar luego de acumular poder para concurrir con ventaja a las elecciones. El FPÖ lo acusó de dinamitar la coalición por ambición personal.

El presidente del país, el ecologista Alexander van der Bellen, inició ayer mismo la ronda de consultas con los líderes políticos para abordar la crisis que se abre hasta las elecciones. El mandatario insistió en los últimos días en su mensaje de calma y en afirmar que en la Constituciónestán definidos todos los mecanismos para proceder en este tipo de situaciones.

La cadena de acontecimientos comenzó el pasado día 17, cuando se publicó un vídeo en el que el entonces jefe del ultranacionalista FPÖ, Heinz Christian Strache, ofrecía contratos públicos a una supuesta millonaria rusa a cambio de financiación ilegal y de ayuda para ganar las elecciones.

El vídeo fue grabado en Ibiza antes de las elecciones anticipadas de 2017, ganadas por Kurz y de las que salió la alianza entre populares y ultranacionalistas.