Los ucranianos eligen este domingo entre el actual presidente, el europeísta Petró Poroshenko, y el cambio representado por el comediante y líder en los sondeos, Vladímir Zelenski, ante la atenta mirada del Kremlin. "¿Quién es mi rival? Mi rival es Putin. Todo lo que refuerza a Putin debilita a Ucrania", dijo Poroshenko antes de la cierre de la campaña.

Poroshenko, que cuenta con el apoyo de Occidente, se ha pasado los tres meses de campaña haciendo hincapié en que él es el único que puede contener a Rusia, a la que ha acusado abiertamente de planear la invasión del país. Ese argumento le permitió ascender en los sondeos al inicio de la campaña, en gran medida gracias al incidente naval con Rusia en el mar Negro, en el que los guardacostas rusos recurrieron a la fuerza con el respaldo sin paliativos de su líder, Vladímir Putin.

Pero la indignación de los ucranianos por las amenazas rusas y las malas noticias del frente, donde los soldados siguen muriendo, se ha visto superado por el descontento por la depresión económica, motivo por el que es el candidato más odiado del país.

"Tenemos otro enemigo que, insisto, amenaza a Ucrania y su seguridad nacional. Ese enemigo es la pobreza", admitió finalmente Poroshenko, que a renglón seguido añadió que la economía había crecido durante doce meses seguidos.

Debería añadir la corrupción, ya que en las últimas semanas ha habido varios escándalos a los que se ha sumado la derogación por el Supremo de una ley contra el enriquecimiento ilícito, uno de los mayores logros de la revolución de hace cinco años.

Por todo ello, según los analistas, a lo más que puede aspirar el presidente es pasar a la segunda vuelta del 21 de abril, ya que es improbable que algún candidato supere mañana el 50 % de votos. Aunque el diputado y líder revolucionario Mustafá Nayyem advirtió a Efe de que Poroshenko cuenta con una poderosa "máquina de falsificación y compra de votos".

Contra lo que pronosticaban muchos analistas, el que no se ha desinflado es Zelenski, líder de la carrera presidencial desde finales de enero con unos diez puntos de ventaja.

Los analistas admiten que su principal granero electoral puede darle la espalda en el último momento, ya que los jóvenes son reacios a votar, pero el politólogo Vladímir Fesenko cree que "su ventaja es tan grande" que será "muy probablemente" uno de los dos que pase al segundo asalto.

Ha sido apodado como "el candidato del cambio", pero tanto políticos cercanos a Poroshenko como los líderes del Maidán apuntan que no tiene nada claro qué hacer con Rusia, con Crimea y con el Donbás, y que su programa es "populismo barato".

Después de renunciar a sus acciones en varias empresas rusas, Zelenski también tenido que encarar la acusación de que es una "marioneta" del oligarca Ígor Kolomoiski, enemigo acérrimo de Poroshenko.

Con todo, una periodista ucraniana comentó a Efe en condición de anonimato que no son pocos los que consideran que el popular actor es un proyecto presidencial para dejar en la cuneta a la ex primera ministra, Yulia Timoshenko, una rival de mayor entidad.

Zelenski ha logrado lo aparentemente imposible. Con la excepción de las provincias más occidentales, encabeza o figura en segundo lugar en el resto del país, lo que incluye el este, donde es líder destacado, sin contar las regiones en guerra de Donetsk y Lugansk.

Parece que todo el mundo descarta a Timoshenko, que intenta por tercera vez ascender a la Presidencia, pero Fesenko advierte de que si las penurias económicas copan la agenda, mañana tendrá opciones.

Mientras, Nayyem comentó que circula por la capital es que, en caso de no pasar a la segunda vuelta, Timoshenko podría apoyar a Zelenski a cambio del puesto de primer ministro.

En cualquier caso, considera que sea quien sea el próximo presidente éste será "mucho más débil" que el Poroshenko del primer mandato, ya que tendrá a la Rada Suprema, cuyas elecciones se celebran en unos meses, en contra.

Aunque apoyan la continuidad de Poroshenko, las diplomacias occidentales han intentado mantenerse ecuánimes durante la campaña. Eso sí, en la Unión Europea hay cierto hartazgo con la falta de avances en la lucha contra la corrupción y el enquistamiento en el Donbás.

En principio, Putin no vería con malos ojos una derrota de Poroshenko -Moscú reconoce que Timoshenko es imprevisible y Zelenski un acertijo-, pero ese as en la manga no hace más que dar votos al presidente ucraniano.

"Cuando Vladímir Lenin (el fundador de la URSS) llegó al poder escribió 50 tomos, que lo intenten estos candidatos", comentó a Efe un airado pensionista en la Plaza de la Independencia de Kiev (Maidán).