El aeropuerto londinense de Heathrow, el de mayor tráfico del mundo (78 millones de pasajeros al año) cerró ayer por la tarde durante una hora tras ser avistado un dron que comprometía la seguridad de los vuelos. El incidente causó especial alarma por llegar apenas dos semanas después de que otro aeropuerto londinense (Gatwick) cerrase durante un día y medio, afectando a 140.000 pasajeros, debido a la presencia de varios drones.

El ministro británico de Transportes, Chris Grayling, afirmó poco antes de reanudarse las actividades del aeródromo que tanto el ministerio de Defensa como el de Interior están preparados para utilizar el equipo empleado en Gatwick, si fuese necesario.

Entonces se desplegaron fuerzas militares para resolver el incidente, que mantuvo cerrado el segundo aeropuerto del país desde el 19 de diciembre a las 21.30 (una hora más en España) hasta el día 21 a las 06.00. Hace apenas cuatro días, tanto Gatwick como Heathrow anunciaron que invertirán millones de libras en equipos para prevenir eventuales incidentes de este tipo.

La presencia de drones en las inmediaciones de aeropuertos se ha convertido en una nueva amenaza cuyas consecuencias son por ahora imprevisibles, ya que, como se puso de relieve en Gatwick, su potencial desestabilizador es muy elevado. Pese a las dos semanas transcurridas, la autoría del incidente de Gatwick no ha sido esclarecida.

En otro área de elevada sensibilidad, la de los ciberataques, ayer fue detenido en Alemania un joven de 20 años, acusado de haber perpetrado uno de los mayores sufridos en el país, de resultas del cual se desvelaron 8,3 gigabytes de datos personales de cerca de un millar de personajes públicos, incluida la canciller Merkel. El ataque sacó a la luz desde números de teléfono y direcciones de correo electrónico a fotografías privadas y diálogos de mensajería instantánea.

El presidente de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA), Holger Münch, informó de que el joven "hacker", cuya identidad no ha trascendido, no actuó por una motivación política específica sino por "enfado general con la política". Münch agregó que "no hay indicios" de que el joven pertenezca a círculos ultraderechistas. Esta sospecha surgió al comprobarse que entre los afectados hay miembros de todos los partidos salvo de la ultra AfD.