El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no se plantea dimitir, ni antes ni después de las elecciones del 9 de abril -a menos que las pierda-, ni siquiera en el caso de que sea acusado en firme por corrupción, informó ayer el diario "Israel Hayom", que citó como fuente a sus allegados. De acuerdo con la Ley Básica israelí (Constitución), un jefe de Gobierno no estaría obligado a dimitir por ser sentado en el banquillo y, en algunos casos, tampoco cuando es condenado, salvo si lo es por delitos que impliquen "perversión moral" o si le destituye el Parlamento.