Al menos dos insurgentes murieron y seis soldados y civiles resultaron heridos ayer en la capital afgana, Kabul, durante un ataque reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por su siglas en inglés) que derivó en combates que se prolongaron durante más de seis horas en pleno centro de la ciudad.

El ataque comenzó a primera hora de la mañana (hora local) coincidiendo con el momento en el que el presidente del país, Ashraf Gani, daba un discurso a la nación en el Palacio Presidencial con motivo de la festividad musulmana del Eid al-Adha.

Una treintena de proyectiles de mortero impactaron primero en varios distritos de la capital, llegando incluso a interrumpir el discurso del presidente. "Esta nación no se inclinará ante estos ataques con cohetes", llegó a decir.

Entre dos y cuatro insurgentes, según los informes de las autoridades afganas y de la OTAN respectivamente, se atrincheraron luego en un mercado vacío a unos 800 metros del Palacio Presidencial, cerca de la mezquita de Eidgah, en la ciudad vieja, desde donde entablaron un largo combate contra las fuerzas de seguridad afganas antes de ser abatidos.

Los combates obligaron a los residentes salir corriendo en busca de refugio y para abandonar el barrio, mientras las fuerzas de seguridad acordonaban el perímetro.

Una vez finalizado el ataque, el ISIS reivindicó su autoría a través de su agencia de propaganda Amaq, confirmando que su blanco era el Palacio Presidencial poco después de que los talibanes, con quienes el Gobierno afgano busca actualmente pactar un alto el fuego, negaran cualquier implicación en relación a lo sucedido.

Por su parte, Rusia convocó ayer a doce países, entre ellos Estados Unidos, a una reunión con representantes de los talibanes el próximo 4 de septiembre en Moscú para buscar una solución al conflicto. Un encuentro que Washington no tardó en rechazar, pero al que sí acudirán, entre otros, las delegaciones de China e Irán.