El número de personas muertas por la violencia postelectoral del pasado miércoles en Zimbabue ascendió ayer de tres a seis, según informó la Policía del país africano. También se produjeron catorce heridos y unas veintiséis detenciones.

Mientras tanto, el líder del principal partido opositor, Nelson Chamisa, reconoció la victoria del partido gobernante en las elecciones parlamentarias, pero en cambio se declaró seguro de su victoria en los comicios presidenciales.

Por su parte, el presidente Emmerson Mnangagwa, que pidió ayer calma para encontrar soluciones pacíficas a la crisis, desencadenó ciertas tensiones con el Ejército al pedir a la población que desoyera sus órdenes de quedarse en casa y saliera a la calle a hacer su vida normal.

En los comicios, Mnangagwa busca que las urnas le reafirmen en la Presidencia, mientras Chamisa aspira a echar a la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF) del poder tras casi cuarenta años.