El presidente de EE UU, Donald Trump, consiguió ayer de madrugada su primera victoria legislativa, cuando el Senado aprobó la que se considera la mayor rebaja fiscal en 30 años. El texto, que salió adelante por un estrecho 51 a 49, debe armonizarse ahora con el que ya había aprobado la Cámara de Representantes, aunque no se esperan problemas en esta fase y se confía en que esté resuelta antes de fin de año.

La rebaja fiscal de Trump reduce el impuesto de sociedades del 35% al 20% y deja casi exentos de impuestos los beneficios obtenidos en el extranjero, uno de los grandes objetivos que los grupos de presión de Washington han perseguido durante años. Además, es previsible que comporte una reducción de impuestos en todos los niveles de ingresos, aunque los sectores más beneficiados serán los que más dinero ganan. Por otra parte, la reforma fiscal garantiza deducciones inmobiliarias, estatales y locales, de hasta 10.000 dólares (8.500 euros) y consigue modificar en parte la reforma sanitaria al eliminar las penalizaciones fiscales para quienes no tengan seguro médico, lo que conllevará un alza en el precio de las pólizas.

La Casa Blanca celebró la aprobación de la reforma fiscal en un comunicado que califica el proyecto como "oportunidad única en la vida para reclamar el gran destino de EE UU", aunque no precisa que los recortes de ingresos incrementarán la deuda en el equivalente a 1,2 billones de euros.

Los demócratas criticaron duramente no solo la esencia de la reforma, que califican de regalo al sector más rico de la población a costa de la clase media, sino también el secretismo de la votación en el Senado, ya que el borrador final de la reforma no ha estado disponible para el público hasta pocas horas antes de la votación, con enmiendas a mano de última hora y con errores de forma que hacen vulnerable el texto a ulteriores manipulaciones.

"Han cogido una mala reforma y la han hecho peor", declaró el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer. "Lo han hecho, además, en la sombra, con prisas, y con una batería de cambios de última hora que no hace sino meter más dinero en los bolsillos de los ricos y de las empresas", lamentó.

Sin embargo, Trump estaba ayer exultante y así se mostró en un acto de recogida de fondos en el que insistió en que hay que "usar la palabra rebaja, porque reforma puede ser que los impuestos suben". En uno de sus tuits, el magnate felicitó a los líderes republicanos en el Senado y puso el énfasis en los recortes que benefician a la clase media. "Estamos un paso más cerca de garantizar recortes MASIVOS de impuestos a las familias trabajadoras", escribió.