"Está claro que a Le Pen le benefició le atentado, alimentando su discurso sobre la seguridad", sentencia con firmeza Santiago Alejos, un joven vigués que lleva 14 años en París. Este vecino de Canido ha vivido ya tres eleciones presidenciales en el país galo y advierte diferencias sustanciales entre ellas. De las votaciones celebradas ayer, y que han situado el futuro de Francia en la dicotomía entre Macron y Le Pen, destaca el desencanto: "Escándalo tras escándalo, corrupción€ prácticamente toda la clase política está salpicada por asuntos turbios y los franceses empiezan a estar hartos".

La inseguridad derivada de la oleada de atentados en los dos últimos años, la crisis económica, los escándalos políticos y el enrarecimiento de la convivencia han planeado sobre esta campaña electoral, sacudida por otro ataque terrorista. Sin embargo, Alejos destaca la "decepción" por encima de la "tensión" como sentimiento predominante: "No veo tanta tensión como, por ejemplo en las elecciones que enfrentaron a Ségolène Royal y Sarkozy, o en las de 2012 entre Hollande y Sarkozy. Lo que sentí esta vez es mucha decepción con los partidos tradicionales y con la clase política en general".

Este desencanto radicaría, según su análisis, en la "impotencia y cada vez más rabia, evidentemente, contra los responsables de los actos terroristas pero también contra la clase política que en parte fue o sigue siendo responsable de la situación que originó los ataques". De los cinco candidatos que ayer se midieron en la primera vuelta de las presidenciales, destaca que "los votantes de Le Pen sí creen en la capacidad de los políticos para erradicar el terrorismo", en referencia a intención de la líder del Frente Nacional de cerrar las fronteras y sacar a Francia del espacio Schengen (de libre circulación de personas).

El terrorismo yihadista ha marcado un antes y un después en Francia. Tras dos años de ataques con más de dos centenares de víctimas, la inseguridad ciudadana se ha convertido en un eje principal de política gala. "Los atentados pusieron al país de rodillas y aún no se levantó. El golpe quebró la confianza en la vida cotidiana que estamos muy lejos de recobrar. Muy muy lejos", describe el guionista y profesor vigués, quien además ha vivido muy de cerca las secuelas de los brutales ataques. "Tengo amigos que son incapaces de coger el metro desde hace más de un año; mi cuñada, que vive a dos pasos de la sala Bataclán, nunca pudo volver a tomar un café en los locales ametrallados; mi vecino de abajo escapó de la Bataclán€", relata.

Los derrotados ayer, Fillon y Hamon, ya han anunciado su intención de formar un "cordón sanitario" para evitar que Le Pen llegue al Elíseo y han pedido a sus votantes que respalden a Macron. "Sinceramente, me parece imposible que gane Le Pen. La victoria de Trump en EEUU probó que todo es posible, pero creo que también sirvió de enseñanza. La movilización anti-Le Pen va a ser grande, un poco como le pasó a su padre cuando se enfrentó a Chirac tras la derrota de Jospin", se atreve a vaticinar.

Pese a la situación, Santiago nunca ha valorado abandonar el país y regresar a casa, aunque sí mudarse de ciudad: abandonar París en busca de un lugar más tranquilo y asequible para su familia: "Quizás los atentados aceleraron la decisión, pero no son la razón del cambio".