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Elecciones en EEUU

El rugido de la marabunta

Con la victoria de Trump no pierde Clinton, pierde Lincoln y el siglo XIX. Los derechos laborales, la libertad, el feminismo, dan un paso atrás

El ala oeste de la Casa Blanca mañana será más oeste que nunca. El Far West ha ganado unas elecciones en las que los norteamericanos han votado su propio brexit y han recuperado el viejo sueño americano: el del rifle, la Biblia y las plantaciones de esclavos negros. Con la victoria de Trump no pierde Clinton, pierde Lincoln. Y de paso el siglo XIX en el que ganaron terreno y se fueron consolidando los derechos laborales, la libertad, el feminismo, el respeto a las minorías, el debate político.

Conquistas que retroceden frente al empuje de sueños publicitarios de ocasión, la propaganda de las excelencias del nacionalismo, el desencanto y regreso erróneo a las armas, a las fronteras de alambradas, a que el más fuerte ataque física y metafóricamente al adversario con el que compite. Da igual que se trate de China, de Rusia, de países islámicos. El mundo vuelve a ser la guerra fría de una ajedrez caliente en el que el jaque no depende del alfil ni de la reina o el caballo, sino del dedo de un arrogante magnate sin vértigo sobe un botón rojo. Con Trump EEUU hace Bang! y el país se convierte en un gran rancho.

Hoy comienza a cambiar el mundo que conocemos. La Ilustración ha fracasado y triunfa esa nueva invasión de los bárbaros que golpea las puertas de las democracias. Farege, exlíder del brexit, lo ha dejado claro: 2017 será el año de las grandes revoluciones políticas. En muchos países elevan su tono y su sonrisa los nuevos Berlusconi, los Le Pen, la ideología hitleriana, el esclavismo y la derecha más conservadora. Líderes aupados por el fracaso de la política envilecida por la ambición económica, la depredación financiera, el privilegio corrupto de una clase. Y también por el miedo de los que no quieren perder lo poco que les queda y han sido enardecidos, manipulados, por el discurso de la pureza de sangre y patria. Aún así no logro entender que los hispanos, los negros, las mujeres, los ciudadanos de la América menos profunda no hayan defendido lo menos malo frente a lo terrible. Igual que no lo hicieron los británicos y nosotros mismos. Duele que la cultura y el progreso sigan siendo tan débiles cuando ruge la marabunta de la masa.

Hoy no pierde Hillary, perdemos todos y el funambulismo de la vida se tensa más amenazado. O nos unimos en los valores del Humanismo o volveremos a la oscuridad de la caverna.

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