Irán y EE UU volvieron a enzarzarse ayer en un nuevo cruce de bloqueos comerciales y amenazas a cuenta del programa iraní de misiles balísticos, apenas un día después de entrar en vigor el acuerdo que puso fin a las sanciones nucleares contra Teherán.

Ni Washington ni Teherán dejaron pasar 24 horas para reafirmar, fundamentalmente ante su público interno que, pese a la notable distensión y la apertura de inéditos canales diplomáticos entre ambos que supuso el acuerdo nuclear, aún quedan muchas diferencias vigentes entre ambos.

La nueva fuente de discordia surgió el domingo mismo después de que el Departamento del Tesoro de EE UU anunciara la aplicación de nuevas sanciones a once personas y empresas iraníes vinculadas a su programa de misiles balísticos, una respuesta a las pruebas realizadas en octubre pasado por Irán que, según Washington, violan las prohibiciones de la ONU en ese aspecto. La respuesta iraní se produjo ayer por la mañana por boca del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hoseín Jaberí, quien prometió que su país responderá a "esos actos de propaganda" dirigidos a "causar daño" impulsando "aún con más fuerza" su "legítimo programa de misiles" y promoviendo sus "capacidades de defensa y seguridad nacional".

Mientras, en Bruselas, el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, aseguró que el levantamiento de las sanciones a Irán abre "buenas oportunidades de negocio" para las empresas hispanas. Margallo añadió que hay la posibilidad de que Irán establezca una refinería en España, concretamente en Algeciras, que crearía empleo en el Campo de Gibraltar.