El rechazo y la amenaza de nuevas sanciones caracterizaron ayer las reacciones de EE UU y los principales países de la UE a la anexión de Crimea por Rusia. El presidente de EE UU, Barack Obama, invitó a los líderes del G7 (los países más industrializados) a reunirse la semana próxima en La Haya para estudiar los próximos pasos a seguir.

Obama, que iniciará el domingo una gira por Europa, convocó a los líderes del G7 -Alemania, Canadá, EE UU, Francia, Italia, Japón y Reino Unido- a reunirse "paralelamente" a la Cumbre de Seguridad Nuclear prevista en La Haya. El G7 engloba a todos los miembros del G8 menos Rusia.

En un comunicado, la Casa Blanca recordó que EE UU y los otros miembros del G7 ya decidieron recientemente suspender los preparativos de la cumbre del G8 prevista para junio en la ciudad rusa de Sochi. Sin embargo, Alemania terció en este asunto para recordar que Rusia sigue siendo miembro del G8, del que no ha sido expulsado pese a las amenazas lanzadas por EE UU.

Por su parte, la UE proclamó que "no reconoce ni reconocerá" la anexión de Crimea por parte de Rusia y anunció la adopción de una "respuesta unida" frente a Moscú en el Consejo Europeo de mañana. Todo hace prever que los líderes europeos debatirán incluir entre los sancionados a miembros del Gobierno ruso, e incluso pasar a una tercera fase de sanciones económicas, comerciales y energéticas,

La canciller germana, Angela Merkel, destacó que su país mantiene abierta la vía del diálogo con Moscú porque la diplomática es "la única solución posible". Tanto Merkel como Obama coincidieron en calificar de "inaceptables" la consulta sobre Crimea y la anexión. Inaceptable fue también el adjetivo empleado por el primer ministro británico, David Cameron, quien añadió que impulsará más sanciones contra Rusia desde la UE.