La vista tendrá lugar en el Tribunal Correccional de Pontoise, a las afueras de París, que será remodelado para la ocasión con el fin de acoger a todas las partes implicadas.

Según la investigación, el Concorde de Air France explotó cuando trataba de despegar del aeropuerto parisiense de Roissy Charles de Gaulle, después de que uno de sus neumáticos pinchara tras haber pillado una placa de titanio que se había desprendido con anterioridad de un aparato de Continental Airlines.

Además de la aerolínea estadounidense, se sientan en el banquillo dos de sus empleados, dos antiguos responsables del programa del Concorde y un antiguo directivo de la aviación civil.

Continental Airlines deberá responder de una supuesta responsabilidad porque unos expertos anotaron fallos en el mantenimiento de sus aparatos.

Además, dos empleados, John Taylor y Stanley Ford, serán juzgados respectivamente por haber montado mal la lámina de titanio en un avión DC-10 y por no haber verificado el trabajo del primero.

Los dos antiguos responsables del programa Concorde procesados son Henri Perrier y Jacques Herubel, por no haber realizado las modificaciones en el avión que se hacían necesarias a la vista de los incidentes que se habían producido antes del fatídico accidente.

Por último, también se sentará en el banquillo el que fuera responsable de seguridad de la Dirección General de la Aviación Civil (DGAC), Claude Frantzen.

La mayor parte de los representantes que inicialmente se habían constituido en acusación particular no estarán finalmente como tales en el Tribunal Correccional de Pontoise, ya que aceptaron renunciar a cambio de una indemnización.

Pese a todo, la vista contará con 19 partes civiles, entre los que figuran algunos familiares de víctimas, sindicatos aéreos y familias de los miembros de la tripulación.