Los gobernadores de California, Arizona y Nuevo México le han pedido al presidente George W. Bush que extienda la operación militar, pero lo más probable es que Jump Start concluya el 15 de julio.

Las Guardias Nacionales, que son milicias a las órdenes de los gobernadores de cada Estado, encaran una demanda intensa de sus soldados similar a la que enfrentan las Fuerzas Armadas.

Cientos de miles de soldados de la Guardia Nacional han cumplido varios turnos en las guerras de Irak y de Afganistán, y las Guardias además participan en labores de socorro y vigilancia después de huracanes, tornados, inundaciones e incendios.

"Jump Start se planificó como una operación de dos años", dijo a Efe el portavoz de la Oficina de Guardia Nacional, Manuel Pacheco.

"Nuestra relación con las autoridades locales, con la Patrulla de Fronteras, con el Servicio de Aduanas e Inmigración, continuará".

La movilización ordenada por Bush apuntó, además, a dar tiempo para que la Patrulla de Fronteras, que tenía entonces unos 12.000 agentes, reclutara e instruyera otros 6.000.

Pacheco dijo que para el 15 de julio la Patrulla de Frontera contará ya con unos 17.000 agentes y estará cerca de la meta fijada cuando comenzó Jump Start. Entre esos nuevos agentes se cuenta medio centenar de ex soldados de la Guardia Nacional.

En la primavera (hemisferio norte) de 2006, cuando arreciaba el debate en EEUU sobre la inmigración ilegal, el presidente Bush ordenó el envío a la zona fronteriza de hasta 6.000 soldados de la Guardia Nacional de diferentes Estados.

La Administración Bush aclaró que los soldados no cumplirían funciones policiales, y en particular que no estarían involucrados directamente en la detención o captura de los inmigrantes que, por cientos de miles, cruzan por esta frontera que tiene más de 3.200 kilómetros.

Pese a ello, Pacheco indicó que los soldados, en sus funciones de apoyo y respaldo logístico, contribuyeron "a la detención de más de 176.000 inmigrantes ilegales, la incautación de más de 1.100 vehículos, y la confiscación de 136 toneladas de marihuana y cocaína".

"También ayudaron en el socorro a más de un centenar de inmigrantes indocumentados, algunos de los cuales corrían el riesgo de ahogarse en ríos, o estaban perdidos en el desierto", añadió.

En sus dos años de labor a lo largo de la frontera con México, las unidades de Guardia Nacional construyeron 62 kilómetros de una valla de más de tres metros de altura en los puntos más frecuentados por los inmigrantes indocumentados.

Los soldados construyeron 30 kilómetros de caminos paralelos a la línea fronteriza que facilitan el desplazamiento de los vehículos de la Patrulla de Fronteras, y levantaron 160 kilómetros de barreras para los vehículos de los contrabandistas de mercaderías y personas.

En 2006 numerosos grupos defensores de los derechos civiles y abogados de los inmigrantes expresaron sus temores por la "militarización" de la frontera, y el peligro de que los soldados hicieran uso de fuerza excesiva en la captura de los indocumentados.

Dos años más tarde, han sido pocas las quejas en ese sentido, y los soldados han cumplido casi exclusivamente tareas de construcción, apoyo en comunicaciones, y logística.

En abril, la gobernadora de Arizona, Janet Napolitano, el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson y el de California, Arnold Schwarzenegger, pidieron al Congreso que extendiera la Operación Jump Start más allá del 15 de julio.

"Ésa es una decisión política", dijo Pacheco. "La Guardia Nacional recibió una misión y la ha cumplido".