Saud Abú Ramadan/Efe / gaza

La olla a presión de una Gaza cercada por los cuatro costados estalló ayer cuando cientos de miles de sus habitantes cruzaron a Egipto después de que activistas del movimiento islámico Hamás derribasen con dinamita y excavadoras la valla fronteriza. El éxodo masivo causó la alarma en Israel y Egipto pero la inmensa mayoría de las personas que atravesaron la línea divisoria quería tan sólo comprar comida, combustible, tabaco y otros bienes escasos en la franja tras siete meses de bloqueo israelí.

Algunas personas regresaban con cabras, ovejas y televisores para revenderlos mucho más caros en Gaza, donde Israel sólo ha dejado entrar seis tipos de alimentos básicos desde que Hamás expulsó en junio a las fuerzas leales al presidente palestino, Mahmud Abás.

"Tengo una tienda en Jan Yunis (sur de Gaza), pero se me ha agotado la mayoría de productos, así que vengo a comprar lo que me falta", explicaba Hamdan, mientras cargaba con sus dos hijos varias cajas de detergente.

Mufida Abu Zarqa, de 52 años, se disponía a cruzar la maltrecha cerca para visitar en Egipto a su hermana enferma "y, ya de paso, comprar algunas cosas que nos faltan tras siete meses de bloqueo, como comida, combustible o cigarrillos". "No tenemos elección", se disculpaba Suleimán Abdulá, de 24 años, "estamos viviendo una muerte lenta".

Entre 350.000 y 400.000 palestinos -un cuarto de la población de la franja- optó ayer por huir, aunque sea por unas horas, de esta "muerte lenta", según estimaciones de testigos y fuentes de Naciones Unidas.

Estrangulamiento

La carretera entre la ciudad de Gaza, al norte de la franja, y Rafah está ocupada desde hace horas por cientos de camiones, autobuses y coches atestados de gente. "Es el resultado natural del estrangulamiento y el bloqueo impuesto a los civiles palestinos en Gaza", dijo el portavoz de Hamás, Sami Abu Zuhri.

El día anterior, sesenta personas habían resultado heridas en el puesto fronterizo al cargar la policía egipcia contra mujeres y niños que pedían la apertura de Rafah ante el bloqueo que Israel ejerce en los otros cinco pasos entre la franja y el exterior. Poco queda ya en pie de la valla fronteriza, después de que la madrugada del martes, militantes islamistas abrieran quince boquetes con explosivos.

Por orden del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, las fuerzas de seguridad egipcias se limitaron a ver pasar a la multitud, mientras los activistas de Hamás se hacían con el control de la situación y organizaban una fila de entrada y otra de salida.

Los militantes del movimiento islamista inspeccionaron incluso las bolsas de quienes regresaban a la franja y confiscaron siete pistolas que trató de introducir un hombre, según medios locales.

El Ministerio israelí de Exteriores recordó en un escueto comunicado a Egipto su "responsabilidad de asegurar el correcto funcionamiento" de su frontera con Gaza, a tenor de los acuerdos firmados en 2005 tras retirar a sus colonos y soldados de la franja.

En declaraciones a la prensa de su país, altos mandos militares israelíes calificaron la ausencia de valla fronteriza de "riesgo de primera categoría para la seguridad de Israel" por la potencial entrada de terroristas. El dirigente de facto en Gaza, el islamista Ismail Haniye, ha aprovechado la marea humana para instar a Egipto y a los nacionalistas de Al Fatah un nuevo acuerdo sobre la gestión de las fronteras de Gaza.