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La acuicultura china se multiplica por 65 en medio siglo y es ya el 80% de su producción

Pekín ya no depende del Pacífico, explotado durante décadas: ahora el negocio está en instalaciones dirigidas a la producción en masa | Casi 50 millones de toneladas en 2020

Tony Sevilla

Pese a su capacidad depredadora, China sabe exactamente cuándo decir basta. Ejemplo de ello es el último lustro que recoge la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con datos significativos en relación al total de pescado, crustáceos y moluscos obtenido por los numerosos buques de la potencia asiática. Ha caído drásticamente año tras año –desde 2015 hasta 2020– reduciéndose en tres millones las toneladas capturadas. Pero poco parece preocupar al severo régimen de Xi Jinping. Con el Océano Pacífico más que amortizado, el pez koi se ha transformado en un tiburón que hogaño caza sus presas a ras de tierra: Pekín ya no depende de unas aguas que ha movido a su antojo durante décadas, ahora el dinero se gana en espacios de avanzada tecnología y producción en masa... Ocho de cada diez kilogramos de especies marítimas que consigue (el 78,95%) provienen de la acuicultura, cuando hace medio siglo las mismas no representaban ni una cuarta parte (23,49%) y en 1950, al comienzo de la serie estadística publicada por la antedicha agencia de la ONU, eran casi anecdóticas (solo un 7,94%).

En los últimos 50 años, la acuicultura de China se ha multiplicado por 65, al pasar de producir 764.380 toneladas de pescado, crustáceos y moluscos a 49.620.149 toneladas (creciendo un 6.400%), mientras las capturas de esta clase de productos han aumentado de 3.254.400 a 13.226.203 toneladas (cuatro veces más). Sin dejar de pescar menos en los mares, lo contrario, la república comunista ha dirigido sus esfuerzos en potenciar con “fuerza” una alternativa a la sobreexplotación que venía practicando: un plan b que actuase como salvavidas en caso de desgastar su entorno más próximo y que ya en el 2000 se situaba como su principal vía de suministro (representando el 59,5% del total obtenido).

produccion acuicola W Hugo Barreiro

Impulsando velozmente la creación de gigantescos estanques y sistemas intensivos en un vasto territorio que conoce bien esta técnica –las referencias más antiguas sobre esta práctica, la producción de peces en estanques, datan de hace aproximadamente 4.000 años en China–, Pekín poco recuerda ya a esa nación que tomó como líder a Mao Zedong y en la que la Gran Hambruna que tuvo lugar entre 1959 y 1961 se llevó por delante a más de 15 millones de personas. En 2020, la quinta generación del partido que se fundó en 1949 –encarnada en Xi Jiping, actual presidente del país– produjo 62.846.352 toneladas de pescado, crustáceos y moluscos, coronándose nuevamente en el planeta como el estado con mayor peso de especies marinas recaudado.

Esta cifra, en otras palabras, viene a indicar que la república comunista produjo de media 44,83 kilogramos de estos productos por habitante: una abultada cifra si se tiene en cuenta que Estados Unidos (14,25 kilos por habitante) o la Unión Europea (11,24 kilos por habitante) producen en sus respectivos casos cuatro veces menos per cápita. En este sentido, cabe destacar que la gran mayoría de la producción acuícola china procede del agua dulce (30.883.210 toneladas en 2020, que suponen el 62,24% del total), seguida de la acuicultura en entornos marinos (16.754.061 toneladas, el 33,76%) y, consecuentemente, la acuicultura practicada en agua salobre (1.983.876, el 4% restante).

Los Veintisiete, por trece

Si se compara, China multiplica por 12,5 la producción de los Veintisiete (5.026.086) y que es liderada por España (con 1.078.545 toneladas que suponen más de una quinta parte de lo que genera el bloque comunitario). En nuestro país, con 22,78 kilos de pescado, crustáceos y moluscos obtenidos por cada habitante para el pasado 2020 (el doble que la UE), la pesca convencional –por captura– sigue representando la práctica totalidad de las toneladas que llegan a puerto nacional. Mientras en 1950 el peso obtenido por medio de la acuicultura suponía un minúsculo 0,35%; en 1970 este porcentaje se había incrementado al 10,06%; en el 2000 era del 20,86%; y en 2020 del 25,64%.

En base a los últimos datos disponibles, España se posiciona a media tabla en relación a los países con mayor proporción de toneladas de pescado, crustáceos y moluscos obtenidas por medio de la acuicultura respecto al total conseguido. Por delante están fundamentalmente pequeñas islas, así como países del interior y que dan al Mar Mediterráneo como por ejemplo Austria (92,82%), Malta (90,41%), Chipre (85,3%), República Checa (84,55%) o Eslovenia (84,35%), que superan el 80%.

Situación en el Atlántico

Además de España, los países que más especies marítimas producen son Dinamarca (775.497), Francia (605.023), Países Bajos (345.027), Italia (263.350) y Polonia (254.090), mientras que los que menos producen son Eslovenia (1.983), Eslovaquia (4.032), Austria (4.877), Chipre (8.608) y Bélgica (20.163). Como dato a resaltar, cabe mencionar que la producción pesquera en España fue superior a la producción conjunta de 17 países comunitarios (los últimos cinco ya mencionados junto a Suecia, Portugal, Finlandia, Letonia, Lituania, Croacia, Estonia. República Checa, Hungría, Malta, Bulgaria y Rumania).

A nivel nacional, la acuicultura ha pasado de producir 156.200 toneladas de pescado, crustáceos y moluscos a 276.562 toneladas en el último medio siglo (creciendo un 77,06%), mientras las capturas de esta clase de productos han pasado de 1.395.966 a 801.982 toneladas (un 42,55% menos). La producción acuícola española procede en su práctica totalidad del entorno marino (246.653 toneladas en 2020, que suponen el 89,19% del total), continuada por la acuicultura en agua dulce (19.262 toneladas, el 6,96%) y la acuicultura en agua salobre (10.646, el 3,85% sobrante).

Rusia, a contracorriente

Con mejores o peores resultados, la tendencia de la mayoría de los países consultados por FARO en base a las estadísticas publicadas por la FAO es avanzar hacia la acuicultura, que gana cada vez más presencia en perjuicio de la pesca extractiva: aunque siempre haya excepciones. Es el caso de Rusia, cuya producción (5.342.456 toneladas, algo más que la de la UE) se basó fundamentalmente en las capturas (con el 94,94% frente al 5,06% restante que supuso la acuicultura). Su situación contrasta con otros peces gordos como Estados Unidos o Reino Unido, también con grandes cantidades de pescado, crustáceos y molusco obtenidas (4.694.294 y 847.043 toneladas) y mayores porcentajes de las mismas cosechadas a partir de la acuicultura (9,55% y 26,09% respectivamente).

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