El laborista Bjørnar Skjæran es el nuevo ministro de Pesca y Asuntos Marinos de Noruega tras los comicios que tuvieron lugar el mes pasado en el país nórdico. Skjæran será pues el encargado de negociar cada año con la Unión Europea las posibilidades de pesca compartidas y que afectan a la flota gallega, como es la caballa, que se desplaza por toda la fachada atlántica, y el bacalao, en especial en aguas de Svalbard.

Tanto en una especie como en la otra, Noruega decidió actuar por su cuenta escudándose en la indecisión del Brexit. En el caso de la caballa, se autoadjudicó más cuota de la que le correspondía; en el del bacalao de Svalbard, rompió las reglas del Tratado de París de 1920 –por el que controla las islas, pero está obligada a compartir sus recursos– al reducir la cuota de la UE de forma unilateral, lo que provocó la ira de los pescadores europeos, entre ellos los que operan los cuatro buques únicos buques españoles que trabajan allí. Skjæran y el gobierno de Jonas Gahr Støre tienen deberes por delante.