La Agencia Europea de Control de la Pesca (EFCA, en inglés) ha trasladado en más de una ocasión que la única forma de controlar que no se produzcan descartes pesqueros (como marcan las normas comunitarias) es a través de sistemas electrónicos de monitoreo remoto (REM), es decir, la instalación de cámaras a bordo de la flota. Ayer, la agencia situada en Vigo hizo pública una evaluación sobre el cumplimiento de la obligación de desembarque (es decir, llevar todas las capturas a puerto) en la que certificaron que "el incumplimiento [de la norma] parece haber sido generalizado durante el periodo evaluado".
Según explicaron desde la EFCA, el análisis tuvo lugar entre los años 2015 y 2017 (cuando la norma no se había aplicado de forma generalizada) en determinadas pesquerías del mar del Norte y de aguas noroccidentales. En concreto, entre 2015 y 2017 se centró en la pesca de caballa, mientras que en el período 2016-2017 el foco estuvo en las pesquerías de bacalao, solla y lenguado en el mar del Norte, así como las pesquerías de aguas noroccidentales dirigidas al eglefino, merluza y merlán.
La agencia concretó que en el estudio evaluación se aplicaron hasta cinco métodos "para medir el cumplimiento de la obligación de desembarque, mitigando también la escasa disponibilidad de datos de referencia obtenidos en inspecciones en el mar donde se determina la composición de las capturas".
En este sentido, la EFCA explica que la normativa de descartes es "difícil" de controlar si "solo depende de la vigilancia clásica basada en las inspecciones", ya que esta práctica se realiza de forma "fugaz" y "en cualquier momento de la campaña pesquera tanto de día como de noche".
"La evaluación concluye que los sistemas de vigilancia electrónica remota (REM), abarcando cámaras de circuito cerrado de televisión, garantizan la observación continua de los artes de pesca y las actividades de tratamiento de las capturas a bordo de los buques pesqueros", resume el comunicado enviado por la agencia.
Tanto la Comisión Europea como la propia EFCA manifestaron en diversos foros -como fue la Conferencia Internacional de Observadores y Monitoreo en la Pesca, que acogió Vigo en 2018- que el uso de las cámaras parecía ser la única solución posible para vigilar que no se produzcan descartes. De hecho, la utilización de sistemas REM ya fue planteado por la Comisión Europea a los Estados miembro, que desecharon la idea. En aquel momento la intención de Bruselas era la de comenzar en las flotas de Gran Sol y Mar del Norte para controlar las capturas de platija, ochavo, lenguado, carbonero o pejerrey, especies para las que los científicos recomendaron establecer una cuota cero, es decir, que no se podrían capturar.
"Estas medidas se implementarán de forma progresiva hasta finales de 2021 basándose en análisis de riesgo", rezaba el texto presentado a los países, que rechazaron su implementación. Sin embargo, la flota entiende como algo inevitable la media, pese a que siguen rechazándola de pleno al entender que es un gran hermano que no respeta la presunción de inocencia de los pescadores y que podría violar su intimidad.
