La pesca del cerco gallego está controlada por el sistema de totales admisibles de capturas (TAC) y cuotas de la Unión Europea (jurel, caballa y anchoa) o por un plan de gestión por su delicada situación (sardina). Por este motivo, la abundancia de especies fuera de este control hace que los barcos dirijan sus redes hacia ellas. Este es el caso del cabalón o xarda pintada, una especie muy parecida a la caballa pero cuyo valor es inferior. En los últimos tres años esta especie se ha convertido en todo un referente, una opción a la que recurrir cuando se agotan los cupos o cuando fallan el jurel o la caballa. Por este motivo la caída a la mitad de sus ventas hasta julio ha preocupado a la flota, que reconoce que su "es cada vez es más delicada" .

Hasta la fecha las lonjas de la comunidad recibieron más 8.216 toneladas de cabalón, un 60% menos que el año pasado, que se vendieron por más de 4 millones de euros. Ambas cifras son las más bajas desde 2014, según reflejan los datos de la Plataforma Tecnolóxica da Pesca. "Está claro que no tiene nada que ver con los años anteriores", explica el portavoz de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), Andrés García.

A su juicio, la situación actual de escasez de la especie corresponde a "la normalidad", ya que "lo que era extraordinario era lo anterior". Y es que en 2017 a estas alturas ya se habían descargado más de 20.500 toneladas de cabalón (8,8 millones), llegando incluso a cerrar el año con más de 53.800 toneladas (19,4 millones).

La flota se dedica ahora a aprovechar el jurel que aparece, con la caballa ya lejos de Galicia, la anchoa cerrada al sur de Fisterra y la sardina con un escaso tope de 3.000 kilos a la semana por barco.