El ambiente que se respiraba en Castrelos antes del concierto era al puro estilo flow 2000. El parque abarrotado de jóvenes vestidas como si estuviesen en un videoclip de las Destiny’s Child solo podía anunciar una cosa: la llegada de la icónica reina de la música urbana, Alba Farelo (Barcelona 1997) o internacionalmente conocida como Bad Gyal (chica mala en jamaicano).

Su actuación marcó el pistoletazo de salida a la nueva edición del festival O Marisquiño. ¿Quién mejor que la artista española con mayor proyección internacional en la música urbana para darle la bienvenida? Solo ella podía prender la ciudad olívica de la forma en la que lo ha hecho. La fiebre por la cantante catalana, que ya se presentía el día de la venta de entradas con una cola de diez horas, reventó el termómetro. Aprovechando el buen tiempo que hacía, muchos empezaron a calentar motores desde primera hora para ver a “la más pegá de España” (así es como se hace llamar).

Como es habitual, el primero en recibir a los miles de fans que estaban en Castrelos fue el alcalde Abel Caballero, que cifró la asistencia en 65.000 personas. No se detuvo mucho tiempo, las ganas de ver a Bad Gyal no se podían aguantar más tiempo. Los gritos y vitoreos al despedir a Caballero se mezclaron con los que recibieron a Farelo.

La cantautora saludó a su público como ella bien sabe, haciendo que todo el mundo botase. "Os he visto esperando. He visto las sombrillas. Lo que me queda a mí es haceros disfrutar", agradeció al público de Castrelos, que abarrotó el auditorio horas antes que la actuación.

Empezó con un medley de "Lean-Blin Blin-Slim Thick" y, como si de un cohete se tratase, el ritmo no hizo más que subir. Su presencia en el escenario era contundente. Se mostró segura. El público, “bendecido”, respondía con complicidad. Un espectáculo marcado mucho “twerking” y algún que otro “meneíto” al ritmo de éxitos como "KÁRMIKA", "Chulo" o "Flow2k".

Todas sus letras guardan algo común: el empoderamiento femenino. Ya lo decía en el tema "Slim Thick": “Las letras de Bad Gyal las escribe Alba”. Porque detrás de esta la artista, se esconde una mujer que busca su libertad y la de todas sus compañeras. Y así lo quiso hacer llegar en su concierto, convirtiendo Castrelos en una discoteca. Una que ella misma define como libre, en la que no existen prejuicios, que invita a empoderarte y a disfrutar de la música y de ti misma. Para muchos, el final de su concierto no implicó el final de la noche. Con "Fiebre", Bad Gyal se despidió de Castrelos, pero la fiesta continuaba en las calles de Vigo.

Ha escogido Vigo como su segunda parada en Galicia este verano. La primera fue en el festival PortAmérica (Caldas de Reis) el pasado julio. Ambos conciertos han demostrado que Bad Gyal deja huella (y no es por su reconocida manicura).