Quien madruga, al bolsillo ayuda

Cada vez más vigueses hacen la compra para las cenas familiares de Navidad con semanas de antelación

Congelan centollos, vieiras, mejillones, cordero... ¡Y también los precios!

El mito de la congelación y la pérdida de sabor en los productos del mar cada vez preocupa menos a los vigueses, que viendo lo difícil que es mantener el equilibrio de la economía familiar (con la inflación actual) en la compra diaria, están dosificando la adquisición de productos típicos navideños. Porque se suma el hecho de que las recetas más populares de estas fechas tienen como protagonistas a productos de alta calidad nada baratos, como el marisco, la merluza o el lechal. Según se acerca Nochebuena su precio se multiplica, así, los más organizados han optado, un año más, por repartir las compras entre noviembre y diciembre. El objetivo es dividir el gasto y reducir el coste total. Y parece que lo consiguen, según cuentan los vecinos que acuden al Marcado Municipal del barrio de O Calvario.

“Sí que notamos diferencia comprando ahora. De hecho, esta mañana he venido con mi suegra a por el marisco, había piezas que estaban a 33 euros y ahora están a 25 euros, porque no quieren que se les muera antes de venderlo”, comenta Rosi encantada. Esta madrileña, que lleva 17 años en Vigo, afirma que lo de comprar con semanas de antelación y congelar el producto lo aprendió de su suegra (gallega). Así, coge un centollo y ha pedido que le evisceren docena y media de vieiras para llevar, pues alguno de los días señalados serán 14 a la mesa.

Cada vez más vigueses hacen la compra para las cenas familiares de Navidad con semanas de antelación

Pedro Fernández

“Aquí las abrimos y las limpiamos y las metemos en una bolsa, para que ella pueda meterlas en el congelador. Cuando las quiera preparar, solo tiene que descongelarlas un día antes, lavarlas para quitar la arena y cocinarlas como siempre”, explica una de las pescantinas del puesto Manuela Calvario.

“Llevamos centollo, buey, nécoras, vieiras y zamburiñas”, cuentan Carmen y Mari. Madre e hija, también han adelantado la adquisición de los productos estrella porque “ahora cuestan menos”. Su plan es congelarlos hasta el día 23, cuando se pondrán manos a la obra en la cocina, también preparando gambas a la plancha. No pueden evitar reconocer que “hay más ganas de marisco que de Navidad. Si se pudiese, lo comeríamos todo el año, pero siempre está muy caro”.

Rosi y su centolla en el mercado de O Calvario

Rosi y su centolla en el mercado de O Calvario / Alba Villar

El bullicio del Mercado se siente desde la calle. Sus dos puertas ven entrar y salir a gente cargada de bolsas. “El otro día vendí un pulpo de más de ocho kilos”, recalca Jenifer. Está al frente del puesto familiar, Sabor a Mar, y como el resto de placeras, observa que “la gente está comprando de todo, camarón, centollo, buey, almejas, croques... Solo esta semana vendimos 20 sacos de mejillones (5 kilos cada uno) porque se puede conservar en frío todo, también los mejillones”, recalca. Y explica que las piezas como los centollos una vez cocidos “se envuelven en un paño limpio mojado en el agua de la cocción, así huele a rico y sabe a mar cuando se descongela”.

Afirman que desde que llegaron las primeras centollas hace un par de semanas, las compras no cesan. Lo mismo opina Mari que junto a su hijo regenta la mítica Carnicería Mari (tercera generación). “Mucha gente está llevando para congelar aprovechando que el precio ahora está mejor, porque el cordero y la blanquita, que es lo que más se pide, sube mucho. Procuramos dejar la pieza entera para que no se reseque con el frío, solo la marcamos para que se pueda cortar en casa”. Mari también advierte que este año el cordero está más caro “porque hay poco”. Es gallego y también lo hay de León y de Burgos. Y aclara que cuando está muy barato es porque viene de Grecia.

Quien madruga, al bolsillo ayuda

Con una pata de cordero, el hijo de la dueña de Carnicería Mari. / Alba Villar

Bacalao, el constante

La suerte sonríe a los gallegos pues una de las recetas tradicionales de Navidad es el “bacalao con coliflor” y (en su versión en salazón) “tiene el mismo precio todo el año y es fácil cocinarlo”, dice Montse cuyo puesto está dedicado este producto. Se prepara desalándolo en agua fría en la nevera durante tres o cuatro días para evitar que pierda la piel, luego se cuece con la coliflor y se aliña conun buen chorro de aceite crudo.

El Berbés, el otro filón

Además de los métodos de conservación y de la adquisición de productos navideños alternativos, otra de las “tácticas” empleadas por compradores avezados es acudir directamente al Puerto. Así, cada año aumenta el número de particulares que van a primera hora al Berbés para hacerse con las mejores piezas al mejor precio. Eso sí, a diferencia delas Plazas, donde las pescantinas aconsejan, la compra en el Puerto requiere de conocimientos sobre el pescado fresco.

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