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Ignacio Chico | Facultativo de Medicina Intensiva del Chuvi

“En las últimas olas de COVID, la tasa de supervivencia con ECMO se redujo”

Profesionales especializados en Medicina Intensiva se reúnen en Vigo para analizar sus distintas experiencias tras la pandemia

El doctor Ignacio Chico. FdV

Profesionales especializados en Medicina Intensiva a nivel internacional se darán cita durante dos jornadas en Vigo en la XXXIII Reunión del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas y Sepsis de la Sociedad Española de Medicina Intensiva. Entre los ponentes de las charlas, el facultativo de UCI del Hospital Álvaro Cunqueiro Ignacio Chico abordará el empleo de la terapia de circulación extracorpórea (ECMO) que contribuye a oxigenar y ventilar el flujo sanguíneo sin necesidad de utilizar los pulmones.

–Tras dos años de pandemia, ¿cómo ha evolucionado la aplicación de esta terapia en pacientes con distrés respiratorio agudo?

–Ha ido variando muchísimo su efecto en la supervivencia de los pacientes. La tasa de supervivencia en casos de gripe A o de otras patologías, por ejemplo, se sitúa en un 80% y al principio de la pandemia, el 90% de los pacientes con COVID que intentábamos salvar mediante ECMO fallecían y no entendíamos el motivo. Posteriormente, las cifras se estabilizaron y resultaron equivalentes a los datos prepandemia, sin embargo, en las últimas olas volvió a variar otra vez con una tendencia a elevar la mortalidad.

–¿Y a qué se debe ese repunte de la mortalidad?

–Lo desconocemos, pero probablemente la altísima mortalidad inicial fuera debida a la sobrecarga asistencial que hubo en el primer momento de la pandemia, mientras que, en las últimas olas, sospechamos que este repunte final se debe a varios factores: por una parte, porque los pacientes que acaban entrando en ECMO son personas que han sido resistentes a los tratamientos contra el COVID, eran los más graves y al final esta técnica tampoco les benefició y, por otra parte, aquellos que no necesitaron ser intubados de forma inmediata, permanecían en planta con ventilación mecánica no invasiva, en donde el aire es presurizado a través de una mascarilla, lo que parece que tuvo un impacto negativo en sus pulmones, de manera que aquellos que pasaban bastantes días con este tipo de dispositivo y acababan con ECMO, se vieron más perjudicados que beneficiados.

–¿Cuál es el perfil de los pacientes?

–Inicialmente, entraban en ECMO todos los pacientes por debajo de 70-75 años, porque era lo que se hacía en otro tipo de patologías; por encima de esa franja la mortalidad en cualquier situación de distrés respiratorio es muy alta, pero por debajo de 70-75, si no tenían otras enfermedades muy graves, era lo recomendado. Finalmente, con el COVID no ha sido así, ya que la edad era un factor muy determinante, tanto es así que, a partir de los 55 o 60 años, la mortalidad empieza a aumentar de forma bastante rápida y nos encontramos a pacientes con estas edades. Por otra parte, los pacientes con algún tipo de inmunosupresión también tienen muy mal pronóstico. Estos son los dos perfiles que hemos visto en la pandemia y que en el momento en el que ponemos un ECMO, nos estamos yendo a unos dos o tres meses mínimo de soporte con esta terapia, por lo que la selección de los pacientes se ha ido afinando, de manera que aquellos con más edad o con algún tipo de inmunosupresión no se benefician mucho del ECMO y acababan falleciendo.

–La asistencia pulmonar a través de ECMO ya se empleaba antes de la pandemia, ¿en qué casos es más habitual?

–El gran bum fue su aplicación para la epidemia de la gripe A de hace unos años. Sucedió algo parecido al COVID, hubo una sobrecarga asistencial tremenda y se expandió a nivel mundial. Ahí se empezó a aplicar mucho el ECMO para soporte y es en el distrés respiratorio por virus respiratorio, fundamentalmente por gripe A y ahora el COVID, en donde más casos se ha empleado. Realmente, es un soporte que vale para cualquier tipo de enfermedad que sea reversible y que esté provocando una insuficiencia respiratoria tan severa para la cual la ventilación mecánica no sea suficiente, tales como una infección viral, la sepsis de origen abdominal que producen esos cuadros de respuesta inflamatoria sistémica o un traumatismo torácico, entre otros.

–Vigo concentrará estos días a profesionales de ámbito nacional e internacional especializados en Medicina Intensiva, ¿qué esperan de este encuentro?

–La pandemia está muy reciente y esta es una buena oportunidad para compartir las distintas experiencias que hemos tenido en nuestros hospitales, porque al ser todo tan novedoso no tenemos evidencias científicas y los profesionales debemos retroalimentarnos.

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