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La mayoría de mujeres que recurren a la reproducción asistida en la privada superan los cuarenta

Clínicas de Vigo advierten que a partir de los 41 años menos de un 20% de los embriones generados son cromosómicamente sanos

Un profesional de una clínica de reproducción asistida de Vigo procesa una muestra. | // ALBA VILLAR

La percepción general es que las mujeres son madres cada vez más tarde. Y esa impresión se ha ido confirmando en los últimos años con datos. En España se ha ido posponiendo la maternidad en muchos casos hasta rondar los cuarenta, aumentando por tanto la dificultad a la hora de lograr un embarazo natural. En las clínicas de reproducción asistida de Vigo es un fenómeno que también están percibiendo. “La edad media de la mujer que recurre a un tratamiento de reproducción asistida aumenta año tras año”, explican desde la Clínica Nida, una de las que más embarazos asistidos realiza en la ciudad. Los motivos, apuntan, son diversos, aunque priman los socioeconómicos. Las futuras madres priorizan primero “la estabilidad personal y profesional antes de plantear un proyecto de familia”.

Según los datos manejados por los especialistas de esta clínica relacionados con mujeres que han realizado un tratamiento de fecundación in vitro, las que tienen menos de 35 años generan un 56% de embriones cromosómicamente sanos, las mujeres que tienen entre 35 y 37 ese porcentaje se reduce a un 46% y si la edad está comprendida entre los 38 y los cuarenta años, tan solo un 33% de los embriones que se generan son sanos. El mayor problema surge a partir de los 41, pues una mujer que quiere ser madre produce menos de un 20% de embriones cromosómicamente sanos y ese porcentaje se reduce al 13% en mujeres mayores de 42.

“Es muy llamativo comprobar que en una horquilla de tiempo de menos de diez años, las diferencias son enormes. Si pasamos estos porcentajes a número de embriones sanos producidos por mujeres menores de 35 años, casi seis de cada diez embriones estudiados son viables, mientras que mujeres de más de 42 años generan, prácticamente, un único embrión sano de cada diez estudiados”, explican desde la clínica viguesa Nida. Por otro lado, cuando se emplean ovocitos de una mujer donante, que habitualmente no sobrepasan los treinta años, los datos son “muy reveladores”: un 65% de los embriones estudiados son cromosómicamente sanos.

Todos estos datos, apuntan los especialistas vigueses, indican que la edad de la mujer es una variable “importantísima” a la hora de conseguir un embarazo evolutivo por lo que, si en los planes d futuro se encuentra la maternidad, “es mejor no postergar la decisión “con el fin de evitar planes futuros.

Las técnicas de reproducción asistida han progresado mucho en las últimas décadas. La fecundación in vitro continúa siendo una de las más utilizadas, un proceso cuyo coste puede oscilar entre los 3.000 y los 5.000 euros, en función de múltiples variables, como la edad de la mujer, su estado de salud y, obviamente, la clínica en la que se realice el tratamiento.

Otro procedimiento que ha ganado peso en los últimos años es la vitrificación de óvulos, una técnica realizada en el laboratorio que permite conservar en el tiempo los ovocitos de la paciente. Para ello se someten a bajas temperaturas, que mantienen sus propiedades intactas hasta el momento de su descongelación.

Este procedimiento es muy superior a los antiguos procesos de congelación, ya que evita la formación de cristales de hielo, que podrían dañar las células. La clínica de fertilidad y reproducción asistida IVI, presente en la ciudad olívica, fue pionera en utilizar esta técnica en Europa, que permite la congelación ultrarrápida de los óvulos y aumenta su supervivencia hasta el 90%.

Según las estimaciones de esta clínica privada viguesa, únicamente en torno al 20% de las mujeres que apuestan por congelar sus óvulos acaban volviendo a la clínica para utilizarlos y ser madres. En este sentido, las razones son diferentes: hay mujeres que acaban teniendo el hijo de forma biológica, que es siempre la primera opción, otras que por motivos de salud no pueden ser sometidas a un tratamiento de reproducción asistida y, en último caso, también mujeres que por circunstancias de la vida deciden finalmente no ser madres.

Precisamente la vitrificación de óvulos es una técnica alternativa para tratar de minimizar los efectos de la edad con la criopreservación de sus propios ovocitos a una edad adecuada para utilizarlos en técnicas de reproducción asistida años más tarde.

El proceso comienza con la estimulación del ovario con hormonas, la aspiración de los ovocitos, y en lugar de inseminarlos y fecundarlos, se realiza la vitrificación, quedando almacenados después en nitrógeno líquido. Las indicaciones son múltiples y muy variadas, con el denominador común de posponer la inseminación de los ovocitos y/o el embarazo. Los ovocitos se podrán mantener crioconservados durante el periodo que la paciente desee o necesite, no existiendo una limitación en el tiempo.

Diversos estudios apuntan que las tasas de embarazo obtenidas tras la desvitrificación de los óvulos son similares a las que las pacientes podrían haber conseguido en el rango de edad en el que decidieron congelarlos.

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