Hay sustracciones y sustracciones. La variedad es amplia, pero dentro de los denominados delitos contra el patrimonio hay uno que, desde un punto de vista cuantitativo, se lleva la palma. Son los hurtos. Jurídica y policialmente hablando, se trata de un concepto y un proceder muy distinto al del robo, que implica un plus de gravedad. En ambos casos el ladrón se apropia de bienes ajenos, pero el que comete un hurto lo hace sin usar fuerza y sin recurrir a la violencia física ni a la intimidación. Y precisamente este tipo de sustracciones menores se han disparado durante este 2022 en Vigo, regresando a las cifras que había antes de la pandemia: aumentaron casi un 70%en un año al contabilizarse durante el primer semestre de este ejercicio 1.545 casos. O, lo que es lo mismo, la friolera de ocho cada día. Comercios, terrazas de bares y restaurantes, pubs o eventos multitudinarios como conciertos o fiestas populares son lugares en los que los profesionales de los hurtos se mueven a sus anchas. “Saben manejarse muy bien y aprovechan cualquier descuido”, advierten en medios policiales.
En los grandes centros comerciales o en calles como Príncipe saben bien como proceden aquellos que han hecho de los hurtos su modo de vida. Prendas de ropa, calzado, perfumes, productos cosméticos o videoconsolas de última generación son un tipo de botín muy apreciado por estos ladrones, que actúan limpiamente para tratar de salir lo más impunes posible en caso de que les den captura. “Conocen la ley y se aprovechan de ella”, describe un policía. Un bolso grande, un jersey amplio y hasta un carrito de bebe les valen para esconder su botín y salir del establecimiento sin llamar demasiado la atención. En todo caso, relatan fuentes policiales, la vigilancia privada con la que cuentan muchas tiendas, las cámaras de seguridad o el control de los propios empleados, a los que la experiencia ya les permite identificar a clientes sospechosos, permiten abortar con éxito muchas de estas sustracciones.
Evolución de los delitos de hurto en Vigo
2017
2016
2022
1.582
1.542
2019
1.545
2018
1.504
1.482
DATOS RELATIVOS
AL PRIMER SEMESTRE DEL AÑO
2021
912
2020
844
Simón Espinosa
Evolución de los delitos
de hurto en Vigo
DATOS RELATIVOS AL PRIMER SEMESTRE DEL AÑO
2017
2016
2022
1.582
2019
1.542
1.545
2018
1.504
1.482
2021
912
2020
844
Simón Espinosa
Evolución de los delitos de hurto en Vigo
2017
2016
2022
1.582
2019
1.542
1.545
2018
1.504
1.482
DATOS RELATIVOS
AL PRIMER SEMESTRE DEL AÑO
2021
912
2020
844
Simón Espinosa
Pero la variedad de hurtos es mucho más amplia. Los clientes de bares y restaurantes son otro objetivo de estos ladrones. Las concurridas terrazas durante los meses de verano les permiten hacer su particular agosto. “A la mínima oportunidad o descuido actúan: un bolso colgado en una silla, un teléfono móvil apoyado sobre la mesa...”, avisan. Como ejemplo de ello, una mujer fue condenada en Vigo por sustraer un móvil a la clienta de un bar de la avenida de Castelao a la que se acercó con la excusa de pedir limosna. Los hay aún más osados, que aprovechan el descuido de los empleados para acceder a la propia barra del bar, como un cliente de una cafetería de la calle García Lorca que, tras pedir a la camarera un sándwich y ausentarse ésta a la cocina para prepararlo, saltó por encima de la barra y cogió casi 470 euros de la caja registradora antes de salir a la carrera. Eso sí, lo acabaron interceptando, fue puesto a disposición del juez y ya fue sentenciado.
Aglomeraciones
Conciertos, festivales o cualquier otro tipo de evento multitudinario, sea del cariz que sea, son otras zonas en las que actúan este tipo de ladrones. “Son habilidosos, en unos segundos y aprovechando las aglomeraciones pueden robarte la cartera de la cazadora que llevas puesta o lo que alcancen a cogerte en el bolso”, relatan las fuentes policiales consultadas. Eso sí, una reforma del Código Penal que entrará en vigor este mes endurecerá las condenas contra estos delincuentes, al introducir la pena de prisión en los hurtos leves –inferiores a 400 euros– cuando concurra la reincidencia, algo bastante habitual.
La sustracción de unas pestañas postizas de 5,98 euros que derivó en condena
La variedad de hurtos es inmensa. Algunos son de lo más nimio, pero igualmente pueden derivar en condena. Y si no que se lo digan a una mujer que, en 2021, sustrajo unas pestañas postizas valoradas en 5,98 euros en el establecimiento de una popular cadena comercial de Príncipe. Les quitó el envoltorio, las metió en el bolso y salió sin pagar. Pero fue interceptada. Dado que el artículo, sin su envase, ya no se podía poner a la venta, fue denunciada. Y el Juzgado de Instrucción 5 de Vigo la condenó por delito leve de hurto en grado de tentativa. Le impuso una multa de 174 euros. El caso llegó a la Audiencia Provincial de Pontevedra, que rebajó la sanción a 90 euros: no es lo mismo intentar sustraer un teléfono móvil que cuesta 200 euros, razonó el juez, que un producto de estas características de valor mínimo.