Me tomé una birra en la terraza del Don Gregorio con Fernando Torres Carbajo, ahí en la Puerta del Sol. Sí, hombre, Fernando, vigués, veterinario de la Xunta de oficio pero apasionado por la historia de Vigo con tres libros con su firma sobre ello (25 empresas de siempre, El Vigo de hoy y El Vigo de otra época), de la familia que tuvo emblemático comercio camisero en el Príncipe ya en los años 40. Pues digo que Fernando está reuniendo información sobre el episodio protagonizado por el industrial vigués ya desaparecido Félix Santamaría Gª. De Larenas, en cuanto a su personal negociación con el Barón de Roure (CEO de Citroën en 1956) para que la planta francesa se instalara en la ZF de Vigo, y no en Navarra como estaba previsto. Por ello –me cuenta Fernando– Félix Santamaría reunió en julio de 1956 en Casa Cochón de Canido a Ángel Núñez (Cámara Comercio), Rafael J. Portanet (Zona Franca), Tomás Pérez Lorente (Alcaldía) y Ricardo Torres Quiroga (Zona Franca) entre otros, con objeto de preparar una oferta formal de la ciudad para acoger la planta de Citroën. Obviamente Félix tuvo éxito, y así lo atestigua la carta que días después le envió el Barón de Roure agradeciendo su gestión. Cuando en la negociación ya se personaron las fuerzas vivas de la ciudad Félix se apartó porque consideró que su papel ya había terminado. Lamentablemente esta gestión no tuvo reconocimiento por parte de la ciudad y cree saber que eso supuso una herida que Félix llevó siempre abierta. Dejo su correo por si alguien quiere aportar algo: (fernandotcarbajo@gmail.com). Yo sé que en mi trayectoria periodística me encontré varias veces con este tema, siempre irresuelto.
Amado Ricón en la memoria
Me recuerdan, Sindo Breogán por un lado y Emilio Boullosa por otro, que el domingo fue el tercer aniversario el fallecimiento de Amado Ricón Virulegio, el que fue alcalde de Redondela y diputado provincial con el que compartí mesa y manteles en unas cuantas gozosas ocasiones. De la cosecha de 1933, a Amado le hicimos en FARO sus memorias porque lo merecía su vida y ese arriesgado salto desde su pequeño pueblo en 1956 a la Universidad de New York, en la que fue profesor. A la alcaldía llegó en 1996 por una moción de censura contra el también querido Xaime Rey, fue también diputado de Cultura, presidente del Instituto Galego das Artes Escénicas e Musicais y Medalla Castelao, pero le recordamos no menos por su afabilidad y bonhomía.