Aunque las dos protagonistas de esta historia nacieron a ocho mil kilómetros de aquí, sus luchas vitales y sociales son extrapolables, salvando las distancias, al contexto gallego. Eso es lo que ha llevado a los colectivos Enxeñería Sen Fronteiras y Amigos da Terra a invitarlas a un recorrido por Galicia en el que puedan contar los impactos sobre las personas y el medio ambiente de los proyectos industriales y extractivos en Honduras. También cuáles son las posibles alternativas sostenibles y las luchas de las mujeres defensoras de la tierra por alcanzar otra manera de producir.
Ellas son Leni Suyapa Betancourt y Francisca Sipriana Muñoz, ambas nacidas en Honduras. Sus profesiones siempre han estado ligadas al campo y, puede que por eso, se hayan afanado tanto en buscar las mejores maneras de ofrecer resistencia civil activa a proyectos empresariales que pretendían expoliar sus tierras. Muñoz perdió su empleo cuando participó en las protestas que pretendían para un proyecto que quería instalar tres molinos en el río Tiscagu para extraer todo el oro que albergaba en su cuenca. Eso no la frenó. Ella y otros cuatro mil compatriotas se alzaron contra la empresa y, a pesar de las muchas amenazas que sufrieron, consiguieron que diese marcha atrás.
Pero ese solo es uno de los pasos de su recorrido activista. Su trabajo ahora está centrado en una escuela de campo que basa su actividad en la producción de agricultura ecológica: “Porque as veces a loita é defensa, pero outras é procura de alternativas. Outro xeito de producir e cultivar. Outro xeito de mirar cara o territorio”, explican los organizadores. Muñoz no se queda en eso. En paralelo a su trabajo labrego, lleva más de veinte años defendiendo su territorio y los derechos de las mujeres. Fue fundadora del Comité Municipal de Defensa de la Naturaleza de El Corpus, su municipio, y de la Asociación de Comités Ecológicos del Sur de Honduras. Desde hace cuatro años coordina también la Oficina Municipal de la Mujer, donde, entre otras cosas, acompaña las víctimas de violencia de género.
Su compañera, Leni Suyapa Betancourt, también vive una vida vinculada a los valores ambientalistas y es una referencia en ese campo dentro de su territorio. Desde Amigos da Terra y Enxeñería Sen Fronteiras cuentan cómo comenzó esa vinculación al campo: “Cando casou e atopou que a propiedade do seu home era árida e sen vida, pasou anos carretando sacos de terra cada vez que ía visitar a súa nai. Así, pouco a pouco, converteu un terreo seco nun oase de froiteiros e cultivos”.
Al tiempo, su hacienda se fue convirtiendo en lugar de peregrinaje necesario para muchas organizaciones que querían acudir a formarse con sus conocimientos agrícolas. Ahora forma parte de la Comisión Ambiental Municipal de Namasigüe, su pueblo, y participa activamente en la defensa de su territorio ante las amenazas de la minería y de la industria fotovoltaica. “Na casa compraron algunhas vacas e comezaron tamén a producir leite, o que a levou a integrarse na cadea de gandería sostible, un grupo de mulleres organizadas que traballan no procesamento e venda do leite e que cos ingresos que xeran fortalecen os seus grupos de base”, explican desde la organización.
El proyecto Mulleres Bravas
La mesa redonda abierta que tendrá lugar hoy en el aula 1 del Edificio Miralles del campus de 17.00 a 20.00 horas está enmarcada dentro del proyecto Mulleres Bravas, auspiciado por los colectivos mencionados. En ella, las dos activistas compartirán ideas junto a otras mujeres gallegas en torno a los campos de la economía social y la sostenibilidad. Participarán representantes de Horta do Cadaval, Aldea Coop y Espazocoop. Todo dentro del curso Escola de Sustentabilidade e Cidadanía Global de la Universidade de Vigo.
