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Equipo de Microbiología del Hospital Álvaro Cunqueiro. | // CEDIDA

Una apuesta por la felicidad mental de los que ciudan

El Sergas lanzará un extenso plan de formación para los sanitarios centrado en el bienestar emocional | En Vigo, además, pondrá en marcha una actividad de trabajo colaborativo en el servicio de UCI

No lo han tenido fácil. Lo sabemos. No es tarea sencilla ponerse en el lugar del que cuida, hasta que le toca. A lo sanitarios que velaron por los que caían, se recuperaban o se morían, las olas les aplastaban como un tsunami del que nunca sabían las consecuencias. Manifiestan una especial animadversión por la última, la sexta avalancha de contagios con Ómicron como director de orquesta “por inesperada, por lo contagiosa, y por el cambio de afectación sintomática que traía consigo”. En noviembre de 2021 volvía a llover sobre mojado. Cansados y cansadas, abatidos física y psicológicamente siguen necesitando ayuda para resetearse de los dos últimos años transcurridos. Y aunque algunos han tenido la oportunidad de acudir a algún taller de autoayuda, además de contar con un equipo psicológico semanal, ellos necesitaban más. Se les quedaron cortos los esporádicos cursos en donde les enseñaban a relajarse y aprendían a lidiar con el estrés. De esta manera, la empresa ACIS, encargada de dibujar la programación formativa para el personal sanitario, elaboró un plan extenso para 2022 que contempla, entre otros, cursos de mindfulness donde aprenderán a reducir las dosis de ansiedad y mejorar ciertas capacidades como el autocontrol o la resiliencia con el objetivo de alcanzar el bienestar mental. También, por primera vez, los sanitarios explorarán desde la óptica profesional el autoconocimiento emocional a través del taller de inteligencia emocional con el objetivo de conectar con los demás de manera más efectiva.

Isabel Bermejo en su puesto de la UCI.

La selección de este itinerario formativo ha sido el producto de las cientos de encuestas que el personal ha realizado en los últimos meses en las que debía elegir sus preferencias personales. “Desde el Sergas lo que hemos hecho es acercarnos, como lo hemos hecho siempre, a las necesidades de los sanitarios con esta extensión de los cursos voluntarios, ya lo hicimos en el pasado con el Plan de Intervención Psicosocial bajo el lema “Cóidate para coidar”, en el que se llevaron a cabo diversas iniciativas internas, fundamentalmente para que no sintieran que están solos. Estuvieron expuestos a mucha presión y estrés. Luego debían gestionar los miedos a contagiar a sus familias”, explica María Cobas, directora de Recursos Humanos del Sergas en el Área Sanitaria de Vigo.

Pilar Figueroa en el laboratorio de análisis clínicos.

Otro de los cursos que más interés ha suscitado por parte del personal sanitario es el de gestión de eventos adversos graves y comunicación de malas noticias, dirigido exclusivamente a médicos, enfermeras y especialistas. Sin duda, uno de los tragos más amargos que durante la pandemia han tenido que padecer tanto médicos como enfermeras es el traslado a los familiares de un empeoramiento del estado de salud o fallecimiento de un paciente. “La finalidad es que adquieran habilidades para el manejo de situaciones en las que deben dar una mala noticia o gestionar actuaciones cuando se produzca un evento adverso grave.”, matiza.

Empatizar con el otro

En este contexto, en el Área Sanitaria de Vigo, las dinámicas de apoyo emocional quieren ir un poco más allá. En el servicio de UCI del Hospital Álvaro Cunqueiro, uno de los más castigados por el COVID, el estrés y la ansiedad han sido especialmente agudos entre el personal sanitario.

Es por ello que el Sergas pondrá en marcha a partir del próximo mes de marzo una actividad de trabajo colaborativo en este servicio de cuidados intensivos. En dos sesiones de tres horas cada una, médicos, enfermeras, celadores y demás miembros de la plantilla expondrán sus impresiones sobre su trabajo, así como las vicisitudes que conlleva su tarea diaria con el fin de que todos empaticen con el trabajo del otro. “Se trata de que adquieran un aprendizaje emocional que solo es posible a través del trabajo colaborativo para reforzar los canales de comunicación de un equipo que ha sufrido mucho durante los dos últimos años”, remarca Cobas.

“Hay que ser de otra pasta para estar en la UCI”

La UCI de adultos le llegó de rebote cuando estalló la pandemia. Lo suyo, hasta el momento, habían sido los niños, y allí estaba, en cuidados intensivos de Pediatría cuando la trasladaron. Para Isabel Bermejo ser enfermera de este servicio es vocacional. “Te esmeras más allá del límite para hacerlo lo mejor posible. Hay días de muchos bajones pero otros en los que dices...si yo estuviera en esa cama querría que me trataran así. Hay que ser de otra pasta para estar en la UCI en una pandemia”, resalta. Siempre quedará en su retina el traslado de una paciente de 37 años desde Pontevedra que acabó falleciendo o una de 54 que mejoraba y empeoraba por momentos y que finalmente no pudo superar la infección. “Te daba miedo ir a casa, te creaba ansiedad tocar cualquier cosa, porque al principio casi nada se sabía del comportamiento del virus. Del hospital a aislarte en tu casa y aunque ahora la situación se ha estabilizado afortunadamente, recuerdo el goteo incesante de ingresos”, señala. El apoyo emocional, además del de su familia y amigos, también vino a través del curso al que asistió hace un año y que le enseñó a aprender a refugiarse más en sí misma. “Nos cargamos mucho en los demás. No puedes tragarte todo, sin más. Hay que expresar lo que sientes y después procesarlo. Sin duda me apuntaré a los siguientes cursos que se impartan porque ayuda compartir, claro, pero también exponer tus emociones”, insiste.

“La sexta ola fue devastadora a nivel mental”

Todas las muestras de PCR del Área Sanitaria de Vigo han pasado y lo siguen haciendo por su departamento de Microbiología del Cunqueiro. “Llegamos a hacer 3.500 al día frente a las 500 de ahora”, recuerda Pilar Figueroa, coordinadora del servicio. Ha necesitado ayuda psicológica que le fue proporcionada –al igual que al resto del personal– por un servicio exclusivo de psicología habilitado para los sanitarios. “Al principio fue una locura. Organizarse en tiempo récord, los EPIS, la obsesión por sacar los resultados cuanto antes, aplicar las nuevas técnicas de análisis que llegaban, el miedo a contagiar. El equipo está agotado y la sexta ola nos acabó de rematar, sobre todo mentalmente. Cuando pensábamos que estábamos saliendo, una vez más, otra ola con una variante que contagió sin piedad, como la pandemia en sí misma. Recuerdo que cuando entraban sin parar las muestras, no dábamos abasto. Y en esta última ola, cuando no teníamos a compañeros confinados, los teníamos contagiados”, subraya. Es entonces cuando toda la ayuda es poca. Las técnicas de ayuda emocional y la gestión del abatimiento se hacen esenciales cuando antes eran solamente residuales y en casos puntuales. “Yo personalmente agradezco estos cursos. Realicé uno hace algunos meses pero se nos ha quedado corto. Y los de impartición online están muy bien, pero los mejores y más efectivos son los presenciales”, destaca.

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