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Comercio y hostelería encaran un parón de ventas hasta la fiesta de la Reconquista

El impacto de ómicron truncó las expectativas de la campaña navideña | El testimonio de las asociaciones de empresarios enfría el balance anual sobre el impacto del turismo

Los operarios comienzan a desmontar las atracciones navideñas. Casi tres meses ha durado la Navidad de este año en Vigo. Fue el 20 de noviembre cuando el Concello programó el encendido y, ayer, comenzaron las operaciones de desmontaje. Un trabajo arduo que devolverá a los almacenes toda la infraestructura navideña hasta el noviembre que viene. La Alcaldía, dirigida por Abel Caballero, ha explicitado que “ya trabaja en la siguiente” y ha hecho cábalas con “los millones de luces” con los que sorpenderá a los vigueses en las próximas fiestas. | RICARDO GROBAS

Después de casi tres meses de Navidad, se han apagado las luces y las atracciones de feria han comenzado a desmontarse. Tras su paso, los empresarios del sector servicios se preparan para hacer frente a la cuesta de enero y coinciden en que esa tediosa subida no acabará hasta finales de marzo. La fecha señalada es el día 28, el festivo local por excelencia: la Reconquista de Vigo, que lleva dos años suspendida a causa de la pandemia. Ahora, su esperanza está puesta en que la edición de este año se pueda desarrollar con normalidad. Los empresarios de hostelería y comercio y los gerentes de hoteles de la ciudad de Vigo hacen balance de la campaña navideña y, aunque con matices, coinciden en un resultado “negativo e inferior al esperado”.

Para los gerentes de los hoteles, las causas se centran en el impacto de la variante ómicron del coronavirus en la afluencia turística. “Arrancamos la campaña en noviembre muy bien, con cifras comparables a las del año 2019, pero con la llegada de las nuevas restricciones hubo un giro muy negativo”, explica César Sánchez-Ballesteros, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hospedaje de Pontevedra. Sánchez-Ballesteros dirige también el Hotel Bahía, uno de los más grandes de la ciudad. “Si bien teníamos muchas reservas planeadas para diciembre, se fueron cayendo a medida que los datos empeoraban. Por ejemplo, en fin de año teníamos 195 confirmados para la cena de Nochevieja y, al final, acabaron siendo 52”. El alojamiento, explica, también se redujo a menos de la mitad.

Los comerciantes de la zona centro, por su parte, son más críticos con la eficacia de la campaña navideña. “A nosotros el colapso que producen las luces de Navidad nos perjudica mucho. Vendemos menos”, lamenta Verónica Gómez, gerente del Mercado do Progreso y que aglutina a unas 150 familias. Según el testimonio que ha ido recogiendo de sus comerciantes, Gómez considera que toda la infraestructura de adornos natalicios les “perjudica gravemente”. Este año, añade, “fue nefasto”. Además, la gerente del céntrico mercado afea al Concello que haya habilitado el mercadillo de la Alameda, “que junto a la apertura del Centro Comercial Vialia sentencian totalmente al pequeño comercio”.

Por su parte, la Asociación de Comerciantes y Hosteleros del Casco Vello también vio reducidas sus expectativas. “É innegable o éxito de afluencia que conseguen as luces. Outra cousa é que iso se vexa reflectido nas nosas vendas”, explica, Juanjo Figueroa, presidente de la asociación de empresarios del barrio. “Realmente, o mercado desprazou o consumo cara a Alameda en detrimento dos nosos comercios”, añade Figueroa.

El también presidente de la Federacion Provincial de Empresarios de Hosteleria de Pontevedra, Sánchez-Ballesteros recuerda que “los grandes perjudicados” han sido los empresarios del ocio nocturno, que en las fechas que más facturan se han visto obligados a cerrar. En general, explica, el sector servicios vive de la Navidad para poder hacer frente a los meses de enero y febrero. Este año, en cambio, no podrán acudir a esos ahorros.

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