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Uxía Táboas: “Supe convertir los momentos tristes en instantes de humor”

Esta viguesa de 22 años relata cómo el cáncer cambió su vida y cómo normalizó su enfermedad a través de las redes sociales

Uxía Táboas MARTA G. BREA

Con lágrimas en los ojos grabó un vídeo en el que su familia y amigas, una a una, le rapaban el pelo. No soportaba más aquella obsesión que la llevaba a tocárselo constantemente por si un nuevo mechón se le quedaba en la mano, por si se le caía en la comida o por si alguien notaba que algo le estaba pasando.

Mientras lo cuenta, se lleva instintivamente la mano a su cabeza y toca su cabello, ahora ya algo más largo, y dice que se sintió muy arropada porque muchos de sus amigos también se raparon con ella, que tuvo a su lado, acompañándola, a mucha más gente de la que esperaba.

“Desde que subí el vídeo rapándome, me escriben muchas personas que están pasando por esto”

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Fue el apoyo incondicional demostrado por los suyos lo que le dio fuerza y por eso Uxía pasó de no querer salir a la calle por si la gente la miraba a subir aquel vídeo a su cuenta de Instagram en la que tiene más de 66.700 seguidores: “Hoy, después de meses sin atreverme, decido hacer público mi estado de salud. Hace cinco meses me diagnosticaron cáncer, exactamente un linfoma Hodgkin. Ahora mi vida es vivir el día a día y seguir teniendo la fuerza para luchar”, escribió. A partir de entonces, el cariño recibido hasta el momento se multiplicó por miles.

“La actitud es importante, igual que el apoyo de la familia y amigos”

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“Desde que publiqué el vídeo en agosto me escriben muchísimas personas, no solo dándome ánimos, sino también para preguntarme cómo fue la primera sesión de quimio, para contarme que están pasando por lo mismo o que tienen a algún familiar con la enfermedad. Otros me cuentan que ya lo pasaron y me dan consejos. En Vigo hay muchísimas personas con esta enfermedad, más de las que nos imaginamos”, indica Uxía Táboas.

Todo empezó a finales de 2020, cuando esta viguesa de 22 años detectó un dolor en la axila muy molesto y, posteriormente, un pequeño bulto. Al principio le restó importancia, pero a medida que pasaban los días las molestias eran mayores y acudió al médico para una valoración. Tras solicitarle un análisis, este salió alterado y los profesionales optaron por ingresarla para realizar un TAC y otras pruebas complementarias. Al salir del hospital, a Uxía le empezó a picar todo el cuerpo, se le llenó de ronchas la piel y otra vez las axilas se le volvieron a hinchar, por lo que nuevamente le repitieron las pruebas, junto con una punción para extraer líquido de las axilas y proceder a su análisis.

Uxía Táboas, ayer MARTA G. BREA

Se fue de viaje con su mejor amiga Rebeca y, a la vuelta, fue su hermana mayor la que le dio la noticia: “Cuando me dijo que los médicos creían que tenía un linfoma me quedé en shock. Primero porque no tenía ni idea de lo que era y, después, porque cuando te dicen que tienes cáncer piensas que no vas a salir de esta. Después empecé a informarme y los médicos también me tranquilizaron bastante, no dejaban de repetirme que cogiera al toro por los cuernos y que intentara no preocuparme, que tenía cura”, comenta Táboas.

El momento del tratamiento

Tras el diagnóstico, llegó el momento del tratamiento y con 21 años se vio sola, entrando en el hospital para poner su primera sesión de quimioterapia. Reconoce que fue uno de los momentos más duros del proceso, porque “no sabes qué te vas a encontrar”, señala. El linfoma de Hodgkin es un cáncer del tejido linfático, que se puede encontrar en los ganglios linfáticos, el bazo, el hígado, la médula ósea y en otras zonas. En su caso, le indicaron que serían necesarios seis ciclos de quimioterapia y explica que “de la primera sesión salí fatal. Estuve desde las ocho de la mañana hasta las dos y luego no tenía fuerzas para nada, pensaba que me iba a desmayar en cualquier momento. Ahora la llevo mejor, estoy dos o tres días en cama y después ya hago vida normal”.

A pesar de todos los momentos difíciles que le está dejando la enfermedad, Uxía Táboas también es capaz de sacar una parte positiva de su realidad actual. En este sentido, esta joven viguesa asegura que “supe convertir los momentos tristes en momentos de humor. Por ejemplo, después de haberme rapado, me acuerdo del momento en el que me probé las pelucas que me prestaban en la Asociación Contra el Cáncer. Estaba con mi hermana, yo siempre llevé el pelo igual, así que verme con un corte distinto y de rubia, era algo que no me podía creer, y nos dio un ataque de risa por la situación”, afirma.

El importante apoyo de la Asociación Contra el Cáncer

En todo el proceso, además de su familia y sus amigos, otro pilar fundamental para Uxía Táboas fue la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Desde el servicio de préstamo de pelucas, aunque ella finalmente no lo utilizó, hasta la ayuda psicológica o las recomendaciones que le dieron a la hora del cambio de imagen, la entidad jugó un papel importante en su proceso. Así, esta joven viguesa cuenta cómo le aconsejaron hacerle “un funeral” a su pelo: “Me recomendaron que me juntara con mis amigos y con la familia y que aquel momento difícil lo convirtiera en un recuerdo más agradable. Hicimos una merendola y me raparon entre todos”.

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