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La Universidad diseña los primeros sensores que detectan nanocontaminantes en el mar

Las nanopartículas de dióxido de titanio de las cremas solares ya suponen un problema en el mar. | // G.S.

Las nanopartículas ya están muy presentes en nuestra vida diaria, desde los fármacos o los productos cosméticos a la automoción o la telefonía móvil, y su producción se disparará en los próximos años. Es una tecnología que conlleva muchos beneficios para la industria y el ciudadano, pero que también implica una gran amenaza: su creciente liberalización al medio marino. A día de hoy, no existe ningún método capaz de identificar y cuantificar su presencia en tiempo real, por eso la UVigo se ha propuesto poner a punto una tecnología innovadora que detecte estos materiales y que facilite su monitorización y la puesta en marcha de medidas.

Casi 300.000 euros de financiación

El proyecto Sensnanomare cuenta con una financiación de 272.000 euros del plan nacional de I+D hasta 2023 y está liderado por el grupo TeamNanoTech, del Centro de Investigaciones Biomédicas (Cinbio). Sus expertos se centrarán en las nanopartículas de oro y plata, las de dióxido de titanio, los nanotubos de carbono y el grafeno.

Amenazas al medio marino

“El objetivo es identificar nuevas amenazas referidas a contaminantes en el medio marino. Ya existe una concentración bastante elevada de las nanopartículas de dióxido de titanio, sobre todo, en verano, porque forman parte de las cremas solares. Y se espera que otros materiales como los nanotubos de carbono y el grafeno tengan una presencia elevada en el futuro porque su producción industrial va en aumento. Puede incluso que ya estén en el agua, pero lo ignoramos porque a día de hoy carecemos de métodos para identificarlos de manera rápida”, destaca Miguel Ángel Correa, director del grupo.

Rápida detección

Los investigadores buscan salvar esta “brecha tecnológica” con un “método sencillo, rápido y económicamente viable” basado en la espectroscopia raman aumentada en superficie (SERS), la fotocatalisis plasmónica y la microfluídica. “Los métodos actuales son muy costosos y tampoco funcionan bien. Nuestra idea es poder medir in situ con un dispositivo portátil que, al menos, detecte la presencia de estos contaminantes de forma rápida. Y después se puede hacer otro tipo de análisis para conocer la cantidad”, explica.

Colaboraciones

Los investigadores de TeamNanoTech, que también participan en otros dos proyectos relacionados con estas amenazas y sus efectos en bivalvos, uno de ellos de carácter interregional, colaboran en esta iniciativa con el Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL) de Braga y el Centro Tecnológico del Clúster de la Acuicultura de Galicia (Cetga).

Ensayos

Para elaborar los dispositivos se fabricarán membranas nanoporosas plasmónicas que serán integradas en chips microfluídicos. Una vez desarrollada esta tecnología puntera se realizarán algunos ensayos en el laboratorio para optimizar el dispositivo y después se probará en los tanques de cría de peces del Cetga, en Aguiño.

Muestras en playas

“El filtrado del agua no es capaz de recoger las nanopartículas y realizaremos mediciones dentro y fuera de los tanques. Y puede que en verano ampliemos la recogida de muestras a más zonas, incluso en las playas, donde la concentración de dióxido de titanio va a ser muy elevada”, apunta Correa.

Los expertos del INL ya están trabajando con un prototipo para el dióxido de titanio. “Cada nanomaterial tiene unas propiedades diferentes. Vamos a intentar desarrollar un solo sensor con el que podamos medir diferentes propiedades. El proyecto pondrá a punto la tecnología para que luego una empresa interesada fabrique el dispositivo comercial”, añade.

Prevenir riesgos

“La producción de nanomateriales cada vez es más elevada y la previsión es que su presencia en el medio marino aumente. Lo importante de este proyecto es que se trata de prevenir riesgos. Lo primero es detectar su presencia y después estudiar si tienen efectos en el medio ambiente o la salud. A la larga, la idea es contar con un sistema que te permita monitorizar las rías, por ejemplo, y que avise de un aumento de la concentración. Luego serán las autoridades las que deban fijar los niveles. Pero antes de todo esto se necesita un sistema que te diga si estos contaminantes están presentes de forma fiable”, resume Correa.

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