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Pon una Mary Poppins en tu vida

Al menos una veintena de familias de la ciudad conviven durante el curso con una cuidadora extranjera para sus hijos que les aporta una inmersión idiomática y cultural continuada

Vega y Iago con su cuidadora Eve en Vigo. | // FARO

Desde que Vega tenía dos años y medio, en su casa se habla inglés y castellano por igual. Casi cuatro años después, se defiende en ambos idiomas perfectamente. A un nivel superior está su hermano Iago, dos años mayor que ella. Y es que sus padres querían para sus hijos “una inmersión tanto idiomática como cultural desde bien pequeños”, así que decidieron contratar a una cuidadora extranjera para que el tiempo que pasara con los niños tuviera un valor añadido de aprendizaje continuado. El hermano mayor, Luis, de 16 años, no tuvo esa formación desde tan pequeño, sin embargo, durante estos años ha podido beneficiarse del inglés que “se habla en casa, constantemente”, matiza su madre. “Intentamos que las conversaciones del día a día sean en ese idioma para que los mayores podamos también practicar, y además Luis tiene dos horas de clase con Eve a la semana, para mejorar su fluidez”, asegura.

La joven sueca Ellen con la familia de Isabel y Javier. | // FARO

Isabel Álvarez, Javier Álvarez y sus hijos son una de las veinte familias en Vigo que se estima, cuentan con el servicio de una ‘au pair’, un término que siempre hemos asociado tradicionalmente a las jóvenes españolas que viajaban a Reino Unido para aprender inglés -el Brexit frena ahora esa diáspora-, mientras cuidaban a los hijos de la familia británica de turno. Era una oportunidad para empaparse del idioma, sin tener que pagar alojamiento y manutención.

Morgan, de Virginia, con los niños en la cocina. | // FARO

“Tanto en Estados Unidos como en algunos países de Europa es muy habitual entre los jóvenes tener un ‘Gap Year’. Se trata del año sabático que se cogen antes o después de la universidad, bien porque aún no saben qué estudiar, o porque aún no quieren meterse de lleno en el mercado laboral. Así que viajar es una de las actividades por la que optan, y una manera de abaratar sus gastos, a la vez que suman otro idioma a su formación, es trabajar de ‘au pair”, comenta la madre de Vega y Iago.

Eve McGowan es una joven escocesa que desde septiembre de 2020 convive con esta familia de Vigo. “Me gradué en la universidad el verano pasado en medio de la pandemia -Eve estudió Derecho-, con menos oportunidades laborales de lo habitual. Comencé los estudios universitarios muy joven, a los 17 años, y nunca antes había tenido un descanso. Cuando terminé, sentí que era el momento perfecto para tomarme esa pausa. Quería vivir en el extranjero y mejorar mi español”, confiesa Eve, que ahora tiene 22 años.Ella es la cuarta ‘au pair’ que ha estado viviendo con Isabel, Javier, Vega y Iago durante este curso escolar.

Esta familia estrenó experiencia hace unos años, pero durante el verano, “para probar”. Así que acogieron a una chica americana, “pero no nos gustó demasiado esa vivencia, ya que, al no haber colegio, los niños tenían demasiado tiempo libre, y llegaba a ser agotador tanto para la ‘au pair’ como para ellos”, comentan, al recordar a Vanessa. No obstante “ella fue una buena elección, pero decidimos que, a partir de entonces, sólo tendríamos una cuidadora durante el curso”.

Y es que, aunque no sea una completa lotería, estos padres reconocen que hay que afinar mucho en la elección. “Nosotros siempre hemos tenido mucha suerte con las chicas que han venido a nuestra casa, pero conocemos algunos casos en los que la cosa no funcionó”, recuerda Isabel. En este sentido, Eve coincide con sus anfitriones. “Para algunas personas no funciona, por muchas razones diferentes, pero creo que todo se reduce a la comunicación entre la familia y la ‘au pair’. Si ambos dejan las cosas claras desde el principio, todo suele salir bien”, asegura la joven escocesa.

Esta familia, una vez tomada la decisión, creó un perfil en una página web que se dedica exclusivamente a la búsqueda de cuidadores extranjeros. “Hay agencias que funcionan como intermediarias para encontrar un perfil que encaje en tu familia, pero la ventaja de AuPairWorld -el sitio web donde esta familia viguesa hace sus búsquedas- es que el contacto con los candidatos es directo, y preferíamos conocer de primera mano a la persona que iba a estar durante tantos meses en nuestra casa con nuestros hijos”, asegura Isabel.

Después de Vanessa, la americana que estuvo en verano, llegó Ellen para el inicio del curso escolar, una chica sueca afincada en Amsterdam. “Las prioridades las marca cada familia. Por ejemplo, en nuestro caso buscamos aprendizaje del inglés y conocimiento de otras culturas, por eso yo sólo quiero personas nativas”.

Morgan, de Virginia, fue la penúltima en pasar por este hogar vigués, antes de Eve. “Ahora ellas me hacen de embajadoras, tanto de mi familia como de la ciudad”, comenta.

“No sabes lo difícil que es convencer a una persona joven y extranjera que elija Vigo, teniendo en cuenta que competimos no sólo con familias de lugares que en principio son más atractivos para ellas, como Madrid, Barcelona, Mallorca, Málaga..., u otros países que también están en este mercado, como Italia o Francia, por ejemplo”. En este sentido, en los mails y entrevistas previas por videochat, una vez que sus perfiles han conectado en la web, la familia intenta convencerle de que la opción de su hogar y de su ciudad puede ser muy positiva. “Yo les comento que Vigo es cómoda, muy segura, barata y perfecta de tamaño, en la que apenas hay turismo extranjero que les pueda frenar a la hora de aprender español”. Isabel reconoce, medio en broma, que pasa por alto el tema meteorológico, “aunque en el caso de Eve, llueve más en Escocia que aquí, así que ella está encantada con Vigo”.

Con respecto a esas “dos o tres entrevistas por vídeo presencial, como mínimo”, destaca que son clave para la decisión final, tanto de un lado como del otro. “Es importante conocer un poco a esa persona. En algún caso, hemos tenido que descartar a la candidata por su actitud”, comenta al recordar a una candidata que se presentó al videochat “tirada en el sofá con una cerveza en la mano”.

Eve: “He hecho amigos de por vida en Vigo”

“Nunca me hubiese planteado venir aquí antes, y cuando buscaba por primera vez un trabajo de ‘au pair’ en España, me imaginaba yendo a Madrid o Sevilla. Al final elegí este destino, por cómo era la familia”, reconoce Eve, la au pair. Diez meses después de su llegada a la urbe olívica, no se arrepiente lo más mínimo. “Ahora estoy muy contenta de haber venido a Vigo, ha sido perfecto”, afirma. Con respecto a la ciudad en sí, la joven escocesa habla maravillas, al igual que “casi todas mis compañeras, porque Vigo es una gran ciudad para vivir, para alguien que se muda a España por primera vez. Tiene todo lo que necesitas, pero no es demasiado grande ni abrumadora. Vivir aquí es barato, todo está muy cerca y además tiene playas, así que ha sido genial. Lo que más me ha gustado es la comida y la bebida. Hay algunos restaurantes, cafés y bares increíbles en la ciudad, y mis amigos y yo ya tenemos nuestros favoritos”. Cuando habla de sus amistades, Eve se refiere a las otras ‘au pairs’ con las que comparte ciudad. Cada vez que llega alguien nuevo a Vigo, se le introduce en un grupo de Whatsapp, unas veinte en Vigo, creado para compartir información y momentos de ocio. Este año, las cuidadoras que hay en la ciudad olívica son, en su mayoría, de Italia, Reino Unido, Países Bajos y Alemania. Esta ‘au pair’ que vuelve a Escocia a mediados de julio, promete regresar a un lugar donde “he hecho amigos de por vida. Además, con mi familia anfitriona, siempre estaré en contacto, gracias a esta experiencia. Vigo es otro lugar del mundo donde tengo un hogar”, comenta emocionada. Gran parte de la culpa de su gran experiencia la tienen Iago y Vega, los más pequeños de esta historia, que han creado un vínculo muy especial con ella. Ambos reconocen que echarán mucho de menos a Eve, al igual que al resto de ‘au pairs’ que han pasado estos años por su casa. “Nos da pena cuando se van, pero siempre hacemos planes para volver a verlas”, comenta Iago, de 8 años. En cuanto a la pequeña, de seis, ve a sus cuidadoras casi como hermanas mayores a las que imitar y admirar. “La niña tiene devoción, por Eve, hasta tal punto que de mayor quiere ser ‘au pair”, comenta su madre.

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