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Las zapatillas revelan su mejor “secreto”

El Centro Umana desarrolla la única tecnología que es capaz de medir en segundos la ventaja que ganan los deportistas en carrera con los diferentes modelos reactivos del mercado

La triatleta Saleta Castro, realizando el test en presencia de Xabier Alfonso, director técnico. | // RAFA VÁZQUEZ

Desde que el maratoniano keniata Eliud Kipchoge derribó en 2019 la mítica barrera de las 2 horas gracias a las polémicas zapatillas de una conocida marca deportiva, todas las firmas han lanzado sus propios modelos reactivos. Pero hasta ahora nadie había sido capaz de determinar la ventaja específica que suponen para cada atleta. El Centro Sanitario y de Investigación Umana ha desarrollado la primera tecnología en el mundo que calcula esta ganancia.

Deportistas de élite como los triatletas Saleta Cal y Pablo Dapena ya han recurrido a este test pionero para elegir la mejor zapatilla que les ayude a alcanzar el podio. Y los ingenieros de Umana también colaboran con tres multinacionales de calzado deportivo, de moda y de montaña en el diseño de nuevos productos y análisis de prototipos. Además su director técnico, Xavier Alfonso, presentó la tecnología y sus aplicaciones a responsables de Decathlon en sus oficinas de Lille, en Francia.

“Ahora mismo, es la única que permite medir la ganancia en segundos en todo el mundo. Está basada en un sistema de captura de datos mediante un test en el laboratorio y unos algoritmos de cálculo que los procesan para poder calcular la potencia extra que la zapatilla da al deportista. El desarrollo fue muy complicado y, entre todas las variables, llegamos a considerar la deformación del tejido adiposo del pie. El modelo biomecánico de cálculo es brutal”, destaca Alfonso.

Las zapatillas reactivas incorporan una placa de carbono en su suela que acumula energía de deformación y devuelve una parte de ella al deportista en la fase de impulso. “Se empezaron a batir récords del mundo y surgió la discrepancia sobre si era dopaje tecnológico. La Federación Internacional de Atletismo impuso unas limitaciones técnicas relacionadas con la geometría como un espesor máximo. Pero aunque estos parámetros influyen no son determinantes. Y como había este vacío nos pusimos a investigar y desarrollar durante un par de años una tecnología capaz de cuantificar de forma precisa la reactividad”, explica el director técnico de Umana.

Este nuevo módulo complementa su línea uRUN de estudio biomecánico de carrera y ha permitido verificar que las mejoras obtenidas con este tipo de zapatillas son notables respecto a las no reactivas. Pero también ha evidenciado que la ganancia depende de la técnica del deportista o su ritmo de carrera.

“Las zapatillas reactivas te dan hasta dos minutos de ventaja por cada hora de carrera respecto a las antiguas. Y, dentro de esta nueva gama, las hay con suela más estrecha que superan en reactividad a otras de suela más gruesa. La geometría no es determinante”, insiste Xavier Alfonso.

“La técnica, el ritmo y la velocidad de carrera influyen mucho porque la zapatilla solo puede devolver parte de la energía que ha acumulado previamente, durante la pisada, mientras se deforma la suela. Y al recuperar su forma te la devuelve en la parte de impulso”, detalla.

Por eso hay zapatillas que prácticamente no son reactivas a ritmos bajos, pero que son útiles para realizar entrenamientos muy intensos porque sí tienen esta cualidad a altas velocidades.

Asimismo, la tecnología de Umana ha permitido comprobar que, como norma general, cuanto más reactiva es la zapatilla más inestable resulta la pisada. “Por eso funcionan muy bien para carretera de asfalto pero todavía no hay una solución viable para montaña. El riesgo de lesión aumenta muchísimo”, apunta.

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