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La afiliación a la Seguridad Social en Vigo, por edades

Una visita del alcalde y la subdelegada del Gobierno a la sede de la Seguridad Social en Vigo

En una época en la que la pandemia del COVID ha dejado huella en gran parte de los sectores económicos de la ciudad, en especial en la hostelería y en todas las actividades que dependen de estos negocios, pero también en el comercio y en otros muchos segmentos laborales, la evolución de las altas a la Seguridad Social en el último año puede mostrar un panorama bastante aproximado de la situación del empleo en Vigo. El Instituto Galego de Estatística (IGE) acaba de publicar los datos referidos a diciembre de 2020, que permiten analizar el balance de todo lo ejercicio y compararlo con años anteriores. Según este informe, Vigo cerró el pasado año con un total de 105.626 residentes en la ciudad afiliados a la Seguridad Social y con alta laboral.

Con 105.000 residentes en Vigo dados de alta a finales de 2020, el sector servicios acapara el 78% del total

Supone una ligera mejora con respecto a la peor situación de la pandemia, con el confinamiento de marzo, cuando se cayó a poco más de 104.000 afiliaciones, pero esta recuperación final no ha permitido igualar aún el balance de 2019, que concluyó con 107.410 afiliados, unos 1.800 más que ahora. En todo caso, los datos del IGE sí ponen de manifiesto que el mercado laboral todavía está formado por personas jóvenes, ya que casi la mitad de los afiliados, en concreto el 48% corresponde a personas de menos de 45 años. No obstante, este porcentaje se concentra en trabajadores que rondan esa edad (entre 35 y 45), ya que aquellos que tienen menos de 25 años apenas son 3.300, es decir, un 3% del total, aproximadamente. Los mayores de 60 años y, por tanto, a las puertas de la jubilación, había en diciembre 10.276 trabajadores afiliados, la cifra más alta de toda la serie histórica del IGE, que comienza en abril de 2011, cuando eran menos de ocho mil.

El estudio de Estatística también revela que las afiliaciones se reparten a partes iguales entre hombres (52.870) y mujeres (52.756), una situación muy distinta a la de diez años atrás cuando el número de afiliados varones (54.320) era significativamente mayor que el de la población femenina (49.795), a mediados de aquel año. También se analiza la nacionalidad de los afiliados, y se concluye que menos del 5% son extranjeros, con 5.195 personas.

El sector servicios, uno de los más castigados por la pandemia debido a los periódicos cierres de la hostelería y las restricciones a la movilidad, cuenta en Vigo con unos 80.000 afiliados, lo que supone el 78% del total. Es un porcentaje no tan elevado como en otras ciudades, como Pontevedra o Santiago, donde el 85% de los trabajadores, o más, depende de esta actividad. En el caso de Vigo, el 17% de las afiliaciones corresponde a la industria y otras 4.000 personas dependen de la construcción.

Los datos del IGE no se corresponden con los que facilita el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, ya que el instituto gallego se ciñe a las altas de trabajadores residentes en el municipio de Vigo, mientras que el ministerio analiza las afiliaciones con puesto de trabajo en Vigo. En ese caso, son bastantes más, hasta 135.217 en diciembre pasado, ya que muchos trabajadores en Vigo residen en otros municipios. Un total de 111.807 están inscritos en el régimen general y otros 18.329 son autónomos. Por su parte, 3.394 personas están inscritas en el régimen de trabajadores del hogar y apenas 1.640 en el del mar.

La creación de nuevas empresas, el índice más afectado por las restricciones y la crisis sanitaria

El estudio del Instituto Galego de Estatística sobre la situación laboral en la comunidad autónoma incluye un capítulo que analiza la tasa de natalidad y mortalidad de las empresas y es aquí donde se notan con mayor crudeza los efectos de la crisis sanitaria y las restricciones impuestas por el COVID. La tasa bruta de natalidad empresarial es el porcentaje de empresas fundadas en un año con respecto al censo total a principios de ese año. Y en 2020 fue de 110 por cada mil actividades, la tasa más baja desde la crisis económica de 2008 a 2013. El índice más alto es el de 2015, con 142. La tasa de mortalidad (número de empresas que desaparece por cada mil existentes) fue de 97, algo más alto que en 2019, pero curiosamente, muy lejos de los ejercicios anteriores, cuando se pasó con creces de los 120 casos año tras año.

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