La historia de la Escuela de Empresariales es la historia de la ciudad que demandó su creación en 1920 para nutrir su desarrollo económico e industrial. Y por eso ambas comparten “la lucha y la mejora continua” para seguir mirando hacia el futuro. La sede de Torrecedeira, obra emblemática de Jenaro de la Fuente, acogió ayer el primer acto de celebración del centenario del centro, que contó con la presencia del alcalde Abel Caballero, la presidenta de la Diputación, Carmela Silva, el rector Manuel Reigosa, el exrector Luis Espada y varios exdirectores.

La actual responsable del centro, Consuelo Currás, abrió la ceremonia destacando el “espíritu innovador y de adaptación” demostrado a lo largo de los años y recordó el apoyo de los vigueses, las empresas y las instituciones durante el “duro y complicado proceso” de transformación de la diplomatura a grado. También subrayó su “carácter internacional” y su “vinculación con el entorno empresarial” para poder ofrecer a los alumnos una formación útil. “Cien años son solo el principio”, concluyó.

La secretaria del centro, María Jesús Barsanti, leyó el acta del claustro constituyente de la Escuela de Comercio, que tuvo lugar exactamente cien años antes, un 15 de enero de 1921. Y el catedrático emérito y exdirector Antonio Vaamonde, que intervino en nombre de los profesores y el personal, viajó al Vigo de los años 20 que exigió la creación de la escuela. Una ciudad de 50.000 habitantes que ya presumía de “cierta modernidad” y que había experimentado “un desarrollo industrial sin precedentes”.

Se refirió a su experiencia docente desde 1975 como un “auténtico privilegio” y marcó como retos de futuro el comercio electrónico y la formación no presencial, otro de los aspectos en los que la escuela ya se inició de forma pionera hace una década.

La delegada estudiantil Arame Taboada tomó la palabra para agradecer el trabajo realizado por docentes y directivos para contar con un centro “de prestigio nacional” en el que poder recibir una “excelente enseñanza” y formar parte, junto con los 20.000 estudiantes que han pasado por sus aulas, del “legado” de la Escuela de Empresariales.

Por su parte, el alcalde Abel Caballero recordó que su nacimiento se debió a que “en Vigo se estaba produciendo un fenómeno extraordinario, una de las primeras revoluciones industriales de España, que demandaba un cambio social y una forma distinta de entender la educación”.

La nueva organización empresarial precisa profesionales que hasta entonces no existían y, con esta misma vocación y un constante “planteamiento de modernidad”, la escuela llega hasta la actualidad.

El regidor se refirió a otro año histórico para la ciudad, 1990, cuando se creó la UVigo, mostró su “orgullo” como docente de la institución y brindó el apoyo del Concello a las demandas de la escuela.

“Pasarán años y este centro seguirá anclado a la ciudad, la denominación es lo de menos”, apuntó sobre su inminente transformación a Facultad de Comercio. “Es una enorme satisfacción agradeceros vuestro trabajo por el progreso y el avance imparable de esta ciudad”, aplaudió Caballero.

El rector Manuel Reigosa cerró el acto comparando el carácter de la ciudad y el del centro, pues ambos comparten “la lucha constante y la mejora continua” como rasgos destacados. “El cambio continuo de la escuela permite mirar al pasado con alegría y al futuro con ilusión”, subrayó.

“La gente que estudia en esta escuela la lleva en el corazón y yo aspiro a que todos los alumnos de la Universidad de Vigo tengan ese sentimiento, además de contribuir al desarrollo de Galicia y vuelvan de vez en cuando para seguir formándose y reciclarse”, apuntó Reigosa.

A igual que Caballero, se refirió a la creación de la institución, que tuvo su germen en las centenarias escuelas de Comercio y “Peritos”. “Para una universidad tan joven es importante mirar al pasado y reconocer el esfuerzo mantenido para hacer mejor la sociedad”, celebró.

Tras el claustro, los presentes se dirigieron al exterior de la escuela para descubrir una placa de bronce conmemorativa instalada en el pavimento de la entrada.