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Cien años propulsando el motor vigués

La Escuela de Empresariales, que nació en respuesta al desarrollo de la ciudad y fue pionera en las prácticas en empresas, los intercambios y los idiomas, celebra su aniversario este curso

Foto de familia de exdirectores, miembros de la actual directiva, profesores, personal de administración y servicios, alumnos y exalumnos, ante la Escuela de Empresariales, en el campus histórico de Torrecedeira. Marta G. Brea

El desarrollo industrial y la pujanza del Puerto que impulsaban a Vigo a principios del siglo XX demandaban profesionales capaces de sostener e incrementar este crecimiento. El Concello, la Cámara de Comercio, Industria y Navegación y otras instituciones y empresarios de la ciudad demandaron la creación de una escuela que forjase a estos profesionales. Y así nacía la Escuela de Empresariales, que este curso celebra su centenario, seguramente su cumpleaños más extraño por la pandemia, pero orgullosa de un pasado en el que se apoya cada día para coger impulso y seguir fiel a su misión de formar a los alumnos que seguirán propulsando el motor económico del área metropolitana y del resto de Galicia.

“El centro surgió a petición de la sociedad viguesa. Fue un clamor popular"

Consuelo Currás - Ex alumna y directora

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"Hoy es una referencia en la ciudad y una institución imprescindible. Muchos empresarios salieron de sus aulas y tuvo un papel fundamental en la formación mercantil y universitaria desde su nacimiento. Siempre fue una escuela dinámica y con una orientación muy práctica”, destaca su actual directora y también exalumna, Consuelo Currás.

Foto de familia de exdirectores, miembros de la actual directiva, profesores, personal de administración y servicios, alumnos y exalumnos, ante la Escuela de Empresariales, en el campus histórico de Torrecedeira.

Desde su creación en 1920 como Escuela Pericial de Comercio, más de 20.000 alumnos han pasado por el centro, que actualmente cuenta con 500 matriculados y cuyo centenario ha coincidido con el gran desafío de adaptarse a la actual situación sanitaria. “El profesorado se volcó y no hubo el mínimo problema. Los alumnos están contentos y me siento afortunada de dirigir un centro en el que todo el mundo colabora. Siempre ha sido un lugar en el que todos están a gusto, una comunidad muy familiar. Es una de las ventajas de no ser excesivamente grandes. Estábamos llenos de ideas para celebrar el aniversario, pero el COVID trastocó los planes. Hay que reconvertir lo previsto, no nos queda otra” , subraya Currás.

Los actos arrancarán el próximo día 15, coincidiendo con el centenario de la celebración del primer Claustro, que tuvo lugar cinco meses después de que Alfonso XIII firmase el decreto por el que se autorizaba su nacimiento para impartir el grado de Peritaje Mercantil.

Nace en 1920 y ha acogido a más de 20.000 alumnos en sus aulas

La escuela acogerá un concurso de fotografía, varias exposiciones de documentación histórica y conferencias y mesas redondas con empresarios en modalidad virtual o mixta según las circunstancias. “También invitaremos al presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, para ofrecer una videoconferencia. Ya ha estado en Vigo en más de una ocasión y nos tiene muchísimo aprecio. Y, de cara a la primavera, si podemos, organizaremos algún acto presencial, aunque sea al aire libre”, avanza Currás.

El programa también incluye la presentación del libro del centenario elaborado por la exdirectora del centro Pilar López, quien ya elaboró la obra predecesora con motivo del 75 aniversario, cuando la escuela recibió el título de Viguesa Distinguida. Ella conoce de forma pormenorizada la historia del centro.

“Estamos felices de cumplir años, pero aunque llegamos a los cien, estamos en plena juventud”

Pilar López - Ex-directora del centro

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Fiesta de la Contrasustanciaen el año 1974

Su crónica refrenda el papel imprescindible del centro, junto con el vecino de ‘Peritos’, en la expansión del tejido empresarial e industrial de Vigo y de Galicia. El primer curso académico 1920-21 arrancó con 70 alumnos y, una década después, ya rozaban los 400. Las principales instituciones de la ciudad volvieron a movilizarse para elevar su rango y en 1932 se transformaba en Escuela Profesional de Comercio, denominación que mantendría hasta el año 1972, y comenzaba a impartir el grado de Profesorado Mercantil.

López recuerda cómo estos esfuerzos coincidieron con la lucha por unas instalaciones adecuadas hasta llegar a contar con un edificio propio y exclusivo en Torrecedeira. De hecho, la primera huelga estudiantil se produjo a principios del curso 1922-23 por este motivo, cuando las clases se impartían en la Escuela de Artes y Oficios, donde el espacio era claramente insuficiente.

Tras varias mudanzas al Colegio Mezquita, también en García Barbón, de nuevo a Artes y Oficios, y posteriormente, en 1937, a los bajos de los Padres Redentoristas en la calle Pi i Margall, el Concello encarga el proyecto de la escuela a Jenaro de la Fuente. El edificio, acabado en 1942, tuvo que ser ampliado con una tercera planta tan solo cinco años después por la elevada demanda.

El edificio diseñado por Jenarode la Fuente, en 1942. Archivo Pacheco

“Todavía habría más ampliaciones para acoger en los años 70 a los alumnos del CUVI (Colegio Universitario de Vigo) y los famosos barracones que se caían de viejos hasta que se hizo el edificio anexo compartido con Industriales. Pero estamos muy orgullos de nuestro edificio emblemático de Jenaro de la Fuente. Tanto, que nuestro escudo lo representa a pinceladas”, recuerda López.

“Los centros necesitan un esqueleto, pero el prestigio se lo dan las personas”, puntualiza la exdirectora. “ Y a lo largo de estos cien años han sido muchísimas las que han pasado por la escuela: profesores, equipos directivos, personal de administración y servicios y, por supuesto, los alumnos. Al fin y al cabo, somos como una fábrica. Fabricamos cambio en la mentalidad y los conocimientos de nuestros estudiantes para que den buen resultado cuando vayan a trabajar. Y qué mejor propaganda que contar con buenos profesionales que den servicio a las empresas”, destaca.

Un objetivo que se ha mantenido a lo largo de los años, porque la escuela siempre se ha mantenido en contacto estrecho y muy imbricada en el tejido económico que la rodea. De hecho, fue pionera en la realización de prácticas preprofesionales varias décadas antes de que se integrasen como obligatorias en el plan de estudios del 96, además de organizar numerosas visitas a las fábricas del entorno.

También ha sido un centro avanzado en la formación de idiomas –portugués, francés, inglés y alemán están presentes desde los años 20 y 40– y en los intercambios internacionales. “Ya en 1926 enviamos a dos alumnos muy brillantes, los hermanos José Luis y Mariano de Labra Beña, al puerto de Havre, en Francia”, apunta López.

Otra muestra de su carácter innovador y de su “visión de futuro” es el ciclo sobre “Informática y Contabilidad Mecanizada” impartido en el curso 68-69 por dos expertos de IBM. El primer ordenador no llegaría a la escuela hasta 1981, donado por la Diputación, y valorado en más de un millón de pesetas.

Apenas una década antes de ese hito, en el curso 72-73, el centro se integraba en la Universidad de Santiago como Escuela de Estudios Empresariales bajo la dirección de José Sánchez (su hijo Patricio llegaría al mismo cargo en 2000). En el periodo 75-83 le sustituye el catedrático de Contabilidad José Antonio Carvajal, fallecido en 2019 y director financiero de FARO durante muchos años.

Al hoy catedrático emérito Antonio Vaamonde (83-85) le sucede la primera directora de la escuela, Luisa Fernanda Abreu, y el mandato de Pedro Figueroa coincide con el nacimiento de la Universidad de Vigo tras segregarse de Santiago. Le relevan, por este orden, Jacobo Izquierdo, Pilar López y Patricio Sánchez hasta que en 2016 accede al cargo la actual directora, Consuelo Currás.

A lo largo de toda su historia, por las aulas de la escuela han pasado grandes empresarios, banqueros y muchos políticos como el alcalde Joaquín García Picher (74-78) o el conselleiro y concejal José Antonio Gil. El profesor Jorge González Gurriarán ocupa durante años un alto cargo en la Consellería de Facenda y el recientemente fallecido Carlos Mantilla, al que Currás y López recuerdan como “profesor emblemático”, hizo un paréntesis en su labor docente para ocupar diferentes cargos.

Los últimos exdirectores por orden cronológico: Antonio Vaamonde, (falta Luisa F. Abreu), Pedro Figueroa, Jacobo Izquierdo, Pilar López y Patricio Sánchez , junto a la actual, Consuelo Currás . Marta G. Brea

Cincuenta años después, el centro está a punto de volver a cambiar de nombre para transformarse en Facultad de Comercio tras el visto bueno del último Consello de Goberno. “Retomamos la mitad del nombre primitivo. Nunca tenemos una ruptura total con el pasado, nos apoyamos en él y aportamos algo nuevo. Y con la denominación pasa lo mismo”, compara Pilar López.

Además del grado en Comercio, el centro imparte actualmente dos másteres, el de Comercio Internacional, que se mantiene cada curso entre los más demandados, y el de Dirección de Pymes. Una oferta muy completa y con una aplicación directa en el mercado de trabajo que pronto se enriquecerá con un tercer posgrado en Negocio Digital.

Pedro Figueroa, Patricio Sánchez, Consuelo Currás, Antonio Vaamonde, Jacobo Izquierdo y Pilar López, exdirectores y actual directora. Marta G. Brea

“Creemos mucho en este nuevo máster y estamos muy volcados. Ya hicimos la declaración de interés pero la entrega de la memoria se retrasó por el confinamiento. Esperamos impartirlo en el curso 2022-23. Es un ámbito fundamental en estos momentos”, avanza Consuelo Currás. Y es que la escuela se mantiene atenta en todo momento a las necesidades de las empresas: “Nos gusta estar en la arena. Siempre es bueno tener proyectos, sobre todo, en estos momentos. No podemos parar. La adaptación está en nuestro ADN”.

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Un siglo propulsando la industria viguesa

“Peleamos mucho, pero el grado en Comercio se ganó en la calle”

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La escuela estuvo en serio riesgo de desaparecer durante el curso 2008-09. El entonces rector, Alberto Gago, no apoyaba la transformación de su diplomatura en grado e incluso llegó a anularse la oferta de plazas para el año siguiente, lo que suponía su cierre de facto. La directiva del centro, liderada por Patricio Sánchez, trabajadores y alumnos libraron una dura batalla a la que se sumó el Concello, la Cámara de Comercio, los colegios profesionales, asociaciones empresariales y diferentes instituciones. De nuevo, la ciudad se unía en su defensa. Y el objetivo se consiguió.

“Peleamos mucho, fue tremendo. Pero el grado en Comercio se ganó en la calle. Vigo nos apoyó”, destaca Currás, que formaba parte de aquella directiva. “Y también hay que reconocer que nos ayudó estar en plenas elecciones autonómicas. Todos los partidos llevaban en su programa la defensa de la escuela”, añade.

“Pasamos momentos muy muy difíciles, pero salimos adelante. Nos animó mucho el respaldo de toda la sociedad para seguir luchando”, añade Pilar López. Entre esas voces incondicionales estaban las de los exalumnos: “Es una satisfacción que no se olviden del lugar en el que se formaron y siempre estén dispuestos a volver para lo que sea”.

Manifestación en 2008 parareclamar el grado en Comercio FdV

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