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El Chuvi baja sus tratamientos de fertilidad en una cuarta parte por el parón del COVID

Su unidad de reproducción hará este año cien intentos de embarazo menos | En Vithas Fátima, ya a pleno rendimiento, ven que las familias que buscan un segundo hijo lo posponen a 2021

Equipo de la Unidad de Reproducción Asistida del Chuvi, antes de la pandemia. | // FDV

Equipo de la unidad de reproducción de Vithas Fátima, en una foto tomada antes del COVID. | // FDV

Al no ser urgente o esencial, la actividad de las unidades de reproducción asistida se suspendió con el primer estado de alarma y durante unos dos meses. El desconocimiento sobre cómo podía afectar el coronavirus durante el embarazo tampoco aconsejaba darle continuidad y solo se concluyeron los tratamientos que estaban en marcha. Se retomaron en mayo, con nuevos protocolos, mucha cautela y menor ritmo. Ahora están de nuevo a pleno rendimiento, aunque la incertidumbre sanitaria y la económica sí parecen estar afectando a la demanda.

En la unidad del Chuvi calculan que cerrarán 2020 con algo más de cien ciclos –intentos de embarazo– de fecundación in vitro menos que el año anterior. Rondarán los 300, estima su coordinadora, la doctora Emilia Ocón. Es alrededor de un 25% menos. La demora, sin embargo, no ha aumentado. Se mantiene en torno al año –“No está mal, en comparación con los centros públicos a nivel nacional”, defiende la ginecóloga–. Y no es que no lleguen las derivaciones desde la consulta del centro de salud. Para este primer paso no hay espera. Entonces, ¿ha bajado la demanda? “Puede ser que la gente no acuda tanto como antes”, considera y recuerda cómo en 2009 la crisis llevó a usuarias a rechazar tratamientos. Este mes de mayo, cuando recuperaron la actividad cancelada, el día 20, también se encontraron que “algunas pacientes a las que se llamó no quisieron empezar por la incertidumbre sanitaria y, fundamentalmente, económica”.

En la unidad de Vithas Fátima, los parones por la pandemia también harán que cierre al año con alrededor de un 20% menos de actividad. La doctora Naira González recuerda que, cuando en primavera tuvieron que suspender la actividad, “había gente que realmente tenía miedo y después, un pequeño porcentaje de pacientes incrédulos con la pandemia y que, con una actitud poco precavida, querían aprovechar que los habían mandado para casa para intentarlo”. Les explicaba que ni era prioritario, ni era lo más aconsejable.

Al reabrir la clínica, en mayo, la ginecóloga explica que los estudios sobre el COVID en gestantes aún eran limitados, por lo que priorizaron casos en los que una demora de 6 meses podría influir de forma negativa en el pronóstico o pacientes con patologías que incrementaran el riesgo.

No es una actividad urgente, pero en la búsqueda del embarazo el paso del tiempo juega en contra. Ahora que están a pleno rendimiento y la gente tiene “una percepción del riesgo más real” , la doctora González percibe que las familias que ya tienen un hijo y se planteaban volver a intentarlo en 2020, con embriones que tiene congelados, “dicen que igual 2021 es un año más propicio, con la llegada de la vacuna”. Con los que buscan el primero, se ha recuperado ya la actividad normal.

Eso sí, con nuevos protocolos. En Vithas Fátima, tratan de minimizar la exposición de la gente con el uso de la vía telemática cuando es posible, limitando el acompañamiento cuando la cita no implica a otro miembro de la pareja y realizando pruebas serológicas y PCR. “Y las medidas funcionan, no hubo ningún brote en las clínicas”, señala González. Ocón vaticina que esta nueva forma de trabajar se mantendrán en 2021, en el que cuentan con recuperar las cifras de 2019.

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