Este fin de semana un joven ingresaba en prisión acusado de abusar de la hija adolescente de su casera en Vigo. Y también este mes la Policía Nacional culminaba una investigación que derivó en el arresto de un sexagenario que supuestamente y durante años abusó de varios menores, entre ellos su hija, su nieta y un hijastro. Son dos ejemplos, pero hay muchos más casos. Las denuncias por delitos contra la libertad sexual no han dejado de crecer desde 2017 hasta alcanzar cifras récord en la urbe: en la actualidad hay una media de entre seis y siete casos cada mes. De hecho, es una de las pocas conductas delictivas que, según los balances del Ministerio del Interior, se mantuvo al alza incluso con el estado de alarma.
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Las denuncias por abusos o agresiones sexuales, o por otros delitos de esta naturaleza como la pornografía infantil, se han disparado casi un 50% en tres años. De las 58 de todo 2017 a las 86 de 2019. Y en el primer trimestre de 2020, con 20 casos, se mantuvo esa tendencia al alza, como arroja la comparativa con el mismo período del ejercicio anterior. En gran parte de los casos las víctimas son menores y muchas veces el culpable es alguien de su entorno familiar o al menos cercano.
Y a veces estas conductas tienen un plus de gravedad, por la reiteración de los abusos, por el número de víctimas o por ambos factores. El caso del sexagenario arrestado este junio es un ejemplo, pero hay más. Hace poco se conocía la sentencia que confirmó los 36 años de prisión para el hostelero "papuchi" por abusar de adolescentes. Y pendiente de juicio está el cura salesiano de Vigo que supuestamente se sobrepasó con niños a los que acompañó a un campamento escolar.