La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra es la sala penal que este órgano tiene en Vigo. Desde que reinició su actividad tras el parón del Covid-19 celebró dos juicios por delitos sexuales. El primero, contra un vigués que violó a su hijastra, derivó en condena de 11 años de prisión. Y el segundo, contra otro vecino que abusó de la hija de la que entonces era su pareja, se resolvió ayer en una vista en la que el acusado aceptó dos años de prisión -no deberá ingresar- y libertad vigilada, lo que supone que no podrá aproximarse a la joven ni comunicarse con ella durante seis años. Además, debe someterse a un curso formativo de educación sexual. El acusado se benefició de una rebaja en la petición inicial porque ya consignó 1.000 euros de los 12.000 con los que indemnizará a la víctima.
Ya se dictó sentencia "in voce" en la sala. Sobre los hechos que lo llevaron al banquillo, el fiscal relata que entre 2011 y 2014 este hombre mantuvo una relación con una vecina de Vigo, que vivía sola con su hija de 16 años. Madre e hija pasaban los fines de semana en el piso del acusado, también en la urbe olívica.
La adolescente tenía "una situación familiar vulnerable", sin trato con su padre y con una relación con su progenitora con discusiones "constantes", describe el Ministerio Público. Al contrario, el acusado mantenía con la menor "una relación fluida y más permisiva", valiéndose de esa amistad y de su "vulnerabilidad " para abusar sexualmente de ella.
Los contactos se mantuvieron hasta después de acabado el noviazgo de la madre y el acusado. La joven seguía acudiendo los fines de semana a su casa, hasta que, cumplidos los 18 años, "dijo que no quería saber nada más y finalizó la relación", concluye la Fiscalía. Por estos hechos la chica necesitó terapia psicológica y farmacológica por ansiedad.
