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Íñigo Cuiñas Gómez - Director de la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación de la UVigo

Cuiñas Gómez: "La empleabilidad ya es del 97% al acabar Telecomunicación"

"No se puede convertir una emergencia en algo permanente, la presencialidad es una fortaleza"

El director de la Escuela de Telecomunicación, Íñigo Cuiñas. // José Lores

Los estudios de Ingeniería de Telecomunicación cumplen cien años en un momento en el que se han demostrado cruciales para que el país se mantuviese en marcha durante el confinamiento. La escuela viguesa fue la tercera de España, tras las de Madrid y Barcelona, y hoy puede presumir de investigaciones punteras y de rozar casi el pleno empleo.

-El confinamiento ha puesto en evidencia la relevancia de la profesión a la hora de poder seguir trabajando, estudiando y mantener el contacto con amigos y familia.

-Cumplir cien años da una idea de que las tecnologías de telecomunicación son necesarias desde hace mucho tiempo y de que hay una constante adaptación. El primer plan de estudios era básicamente de telegrafía y después se fue centrando en teléfono, radio y televisión. Luego entraron las comunicaciones por satélite y después el procesado de señal o la red ordenadores. Y lo que compramos ahora a las compañías, el pack de internet con telefonía móvil y fija, es el núcleo de las telecomunicaciones del último decenio. Y volvemos a reinventarnos y preparar el futuro. La clave en todo este tiempo ha sido dar un servicio a la sociedad y ahora se ha visto que en una situación de pandemia somos básicos. Las redes de telecomunicación han servido para que funcione una parte del país y para que psicológicamente todos hayamos mantenido cierta tranquilidad.

-La escuela viguesa no formó a telégrafos porque solo tiene 35 años, pero sí ha lanzado el primer satélite español universitario y trabaja en la tecnología 5G.

-Contamos con hitos como los primeros satélites universitarios, y nuestra estación experimental de 5G. Pero también somos pioneros en cronobiología, ciberseguridad, y criptografía cuántica. Tenemos grupos que trabajan en teledocencia, en medio ambiente y materiales, electrónica... Hay una variedad importante e investigadores muy bien considerados a nivel nacional e internacional. Y esto redunda en la docencia. Ahora que se habla tanto de la enseñanza virtual es importante poner en valor que somos una universidad y una escuela eminentemente presenciales. Y nuestros profesores investigan en los temas sobre los que imparten clases.

-El título gozó de una enorme demanda en los noventa. ¿Puede contribuir esta puesta en valor de las telecomunicaciones a aumentar el interés de cara al próximo curso?

-En los noventa había un tirón enorme porque todo el mundo veía que aquello que estaba naciendo, internet y las comunicaciones móviles, eran el futuro. Las generaciones que empiezan ahora una carrera ya nacieron con ellos y cuando una tecnología se ha convertido en un electrodoméstico es más difícil asociarla a algo novedoso. Pero es verdad que en estos meses claramente la sociedad ha notado la importancia de la ingeniería de telecomunicación y tal vez los estudiantes de 2º de Bachillerato, que han tenido que acabar el curso de forma virtual, se sientan atraídos por ella. Nosotros siempre cubrimos las 150 plazas que ofertamos en 1º, pero si hay un repunte bienvenido sea. También puede ser un tirón el querer quedarse en una universidad más cercana y no irse fuera por el miedo a otro posible brote.

--¿ Y puede influir la actual situación en una mejora de las perspectivas laborales de los alumnos de los últimos cursos?

-A lo mejor de las perspectivas económicas sí. Pero la empleabilidad ya es del 97% a los pocos meses de acabar. Prácticamente todos los alumnos de máster y muchos que hacen el TFG ya están trabajando. Y este curso hemos tenido más de 120 estudiantes en prácticas en empresas que, en muchos casos, permitieron el teletrabajo y lo harán el próximo curso.

-Por sus características, la escuela se adaptó muy bien al salto vertiginoso de la teledocencia, ¿cómo será el próximo curso?

-El curso que viene será una situación complicada pero ya no de emergencia y, por tanto, tenemos que estar preparados. La Universidad se cerró un viernes y el lunes siguiente ya se estaban dando clases on line. En ningún momento se paró la docencia en nuestras 43 asignaturas de grado y una veintena de másteres. También fuimos de los primeros en hacer exámenes a distancia con más de 100 alumnos y estas experiencias dieron tranquilidad a toda la Universidad y demostraron que es posible hacerlo. Pero obviamente no es lo ideal. En nuestro grado, el 50% de la docencia es de laboratorio y hay prácticas que requieren manejar instrumentos. No tenemos una predicción exacta de qué pasará, pero parece claro que será difícil tener 80 personas en un aula. Si se mantiene una parte de la docencia presencial podremos desarrollar la actividad práctica y una buena parte de la de aula. Y luego habrá que combinarlo con actividades on line. Estamos trabajando en varios escenarios. En todo caso cualquier alumno que elija nuestra carrera puede estar seguro de que el principio de curso será mas estable y mejor preparado que este final.

-La presión obligó a la Xunta a retirar su borrador de docencia virtual.

-El mayor problema es que usaba una situación de emergencia para convertirla en permanente. Hemos demostrado que somos capaces de mantener un curso a distancia pero a costa de un esfuerzo enorme del profesorado, el personal de administración y los alumnos. Y también económico. Y se hizo porque todos nos sentimos obligados a sacar adelante a la institución y al país. Pero no se puede perpetuar. Las fortalezas de una universidad presencial son la investigación y la capacidad de sus profesores para estar en primera línea y explicar lo que hacen a los alumnos. Los profesores de la UVigo no somos expertos en generar vídeos bonitos o infografías efectistas. Las mejores instituciones en cuanto a prestigio y en los rankings de investigación son tradicionales y basadas en clases presenciales, laboratorios y trabajos en equipo aunque se puedan apoyar en la docencia on line. La universidad a distancia ha cubierto tradicionalmente una necesidad social importante. Pero de ahí a pretender que universidades bien consideradas pasen a ser on line no lo veo.

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