Sin respetar la distancia social, sin las mascarillas puestas, sin la protección solar que correspondía a una tarde soleada y calurosa como la de este martes en Vigo y, encaramadas al reposabrazos de su silla de playa. Así se encontró al Policía Local de Vigo un enjambre de abejas que decidió acercarse hasta la playa de Samil para disfrutar del segundo día de baño en la fase 2 de la desescalada.

Ajenas al revuelo generado a su alrededor, los insectos lllegaron al arenal a eso de las siete de la tarde y se instalaron en el asiento de Gonzalo Gómez que, junto a la de su novia, había instalado en las proximidades del muro que separa la arena del paseo. "Yo estaba con el móvil en la mano y oigo que mi novia dice: ¡Cuidado, cuidado! En cuanto levanto la vista del teléfono, veo que hay como unas 100 o 200 abejas alrededor, volando como locas", explica el protagonista de la anécdota.

"Al principio pensé que eran avispas, y que alguien había roto algún avispero por lo que nos pusimos las toallas por encima y escapamos de allí", indica. Fue entonces cuando ambos decidieron subirse al paseo y pudieron comprobar cómo se estaban agrupando en la silla. "¡Ni dos minutos tardaron en formar el enjambre", asegura aún sorprendido y ya resuperado del susto: "El problema es que cuando aparecen las abejas tuvimos bastante miedo. Yo, y muchos de los que estábamos allí, pensábamos que nos iban a comer a picotazos".

Desde allí, dio aviso la Policía Local de Vigo para que una patrulla acudiese hasta el lugar y retirase la colmena que habían construído las abejas en tan poco tiempo. Hasta el lugar se desplazaron dos agentes que, con cinta americana y una caja de cartón como únicas armas, aplicaron el protocolo de desalojo que terminó satisfactoriamente, entre los vítores y aplausos de la multitud de curiosos que se habían concentrado en las proximidades.

Enjambrazón: la explicación lógica

Lo vivido en la playa de Samil no es un fenómeno desconocido sino más bien un fenómeno biológico conocido como enjambrazón, que se produce cada vez que en una colmena se queda sin espacio y una reina sin fecundar emprende el vuelo seguida de un séquito de zánganos con intereses reproductivos.

Además de perpetuar la especie, esta fuga en masa de abejas tiene un doble objetivo que garantiza la supervivencia de las abejas: evita el cruce sanguíneo entre miembros de una misma familia y, por otra parte, ayuda a limpiar las colmenas de unos parásitos (varroas) que en estado adulto hacen que estos insectos pierdan masa muscular.