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SOS de la hostelería del Casco Vello

Hosteleros del Casco Vello reclaman a todas las administraciones apoyo económico y protocolos claros para resistir el cierre y un futuro "incierto"

Los hosteleros, en la Praza da Constitución. // J. Lores

"Nunca he dormido menos en mi vida". El confinamiento les sorprendió con los frigoríficos cargados para un ya lejano fin de semana de mediados de marzo y la vista puesta en la Reconquista, incluso a pocos días de inaugurar nuevos locales. Y seguramente serán los últimos en poder abrir sus puertas. Los hosteleros del Casco Vello se han endeudado y acogido a ERTE para mantener plantillas pero se sienten "olvidados" y piden a Gobierno central, Xunta y Concello planes específicos para un sector que es "motor del empleo y la economía" y que vive con inquietud la falta de plazos y de medidas realistas que les ayuden a soportar el cierre y asumir una reapertura en un escenario incierto en el que los bares y restaurantes "perderán parte de su esencia".

"La incertidumbre es total. Veremos el golpe realmente cuando se levante el estado de alarma y será muy duro. Vamos a tener que convivir con el virus o moriremos empresarialmente. ¿Pero qué negocio puede resistir con un aforo del 30% y manteniendo la misma plantilla? La gestión está siendo nefasta y se dan bandazos cada día. Todas las administraciones, Gobierno, Xunta y Concello, tienen que empezar a ayudarnos o nos asfixiaremos. Y deben tener en cuenta a los profesionales a la hora de establecer medidas. No somos el enemigo, los autónomos y pymes formamos la mayoría del tejido empresarial del país. Y el turismo es vital para la economía", recuerda Manu Garrido, que cuenta con 18 empleados en Valdevez y su espacio en El Corte Inglés.

Apunta además que también cumplen un "servicio público" y coincide con el resto de hosteleros en que soluciones como las mamparas de cristal son "inviables y ridículas" y "alejadas de nuestra cultura". Y plantea que la Xunta destine el dinero del Xacobeo al sector turístico.

Omar Fares, propietario de La Trastienda del 4 y La Central, apuesta por esta misma solución para la partida del presupuesto municipal destinada a los conciertos de verano. "La situación es apocalíptica porque estamos a cero y el ocio vive del contacto. Necesitamos información veraz y precisa. Yo iba a abrir mi nuevo restaurante Nero el 18 de abril y me encantaría garantizar los 40 puestos de trabajo de todos mis locales durante 6 meses pero es obvio que con menos aforo es imposible. Deben permitirnos adaptar las plantillas. En ayuntamientos como Burgos y Vitoria han dado ayudas para gastos y no estaría mal que en Vigo hubiese alguna dotación municipal para facilitar mascarillas y guantes a los clientes y que bajen las tasas de terraza, que ya son económicas, o se permita ampliar horarios de forma no escandalosa"; propone.

Los más optimistas confían en abrir en junio o julio, de forma que la actividad en la calle, si el tiempo acompaña, puede ayudar a que ese regreso sea viable. "Sería bueno poder ampliar horarios y terrazas. Y también se podrían establecer zonas comunes en el Casco Vello cuyo control y limpieza dependa del Concello y que la gente salga con cierta tranquilidad. Otra idea es una plataforma local para pedidos a domicilio y que emplee a personas con dificultad de inserción laboral. Se nos ocurren muchas cosas pero el Gobierno no puede gestionar la desescalada a golpe de noticia semanal. No hay previsión ni trabajo detrás. Vendemos comida, bebida y socialización y tenemos que estar en la mesa de expertos que deciden las medidas", reclama Sergio Argibay, propietario de La Contenta, Soportales y Sinatra.

"Intentamos no dejar a nadie atrás como nos pide el Gobierno, pero si no se flexibilizan los ERTE nos tumbarán a muchos. El 40-50% de los gastos son para personal. Nosotros somos dos autónomos y tenemos 7 trabajadores", añade.

"La incertidumbre y la falta de directrices claras es lógica en cierta parte, pero necesitamos que nos ayuden ahora para poder llegar al intento de apertura. Somos los más damnificados. Amamos nuestra profesión, vendemos alegría e ilusión y nos vamos a esforzar en reinventarnos y que la gente pueda volver con garantías. Es emocionante que los clientes te animen a aguantar. Pero no todo el mundo llegará, en el Casco Vello hay muchos locales pequeños y tenemos mucho miedo, no nos pueden abandonar. De nosotros depende mucha gente", demanda Mónica Rodríguez, con 15 empleados en La Consentida y Garden.

Los hosteleros también subrayan la necesidad de hacer test masivos para que la gente salga a la calle con más garantías. "Esta semana con la salida de los niños va a ser decisiva Se nos va a hacer muy duro aguantar las plantillas, más de 3 o 4 meses es inviable. Y después tendrá que haber flexibilidad con los ERTE y el aforo, que no debería bajar más del 70%. Mi negocio no es de los más grandes, tengo 5 empleados, y si abrimos en verano nuestra terraza trabaja muy bien. Pero también habrá que ver la reacción de la gente", plantea Antonio García, de Polbo Bar.

"Yo soy optimista, pero la respuesta social es otro de nuestros miedos, porque un bar con distanciamiento social ya no es un bar. También necesitamos cuanto antes directrices claras y no planteamientos irrealizables o que dan la risa como las mamparas. No podemos hacer grandes inversiones que luego sean inútiles como pasó con la ley del tabaco. Yo tuve suerte, iba a hacer una reforma y ya tenía la mitad de la plantilla", comenta Javier Brea, propietario de Cosmos, Carmencita y Jaqueyvi, y que también recuerda que este sector "tira" de otras industrias como la agricultura, la pesca o la ganadería.

"Estamos expectantes, necesitamos una palabra firme de quienes nos gobiernan y que sea muy pensada. Que no hagan las cosas por impulso y tengan que rectificar continuamente. La incertidumbre es terrorífica. Todos estamos pensando en cambiar el concepto, no reinventarnos completamente pero sí adaptarnos. En confinamiento sientes la impotencia de no poder salir a luchar para defender nuestra posiciones. Ahora lo que se necesita es que las autoridades nos ayuden, que haya flexibilidad en los ERTE y agilidad en los préstamos ICO, se defina un plan y en cuanto nos permitan salir tirar a muerte. Quiero ser positivo", sostiene Sergio Vázquez, que cuenta con 16 empleados en sus tres locales.

En La Pintxoteca, por ejemplo, con un espacio de 30 m2 y una "idiosincrasia" basada en "el bullicio y la rotación" se plantea utilizar solo la terraza y apostar por la comida para llevar. Los caseros de este local y los de La Sidrería han tenido el "gesto maravilloso" de no pedirle la mensualidad, pero los hosteleros creen que el Gobierno debería buscar una solución para que nadie pierda.

"La hostelería va a cambiar mientras no haya una solución al virus. Y la gente se tendrá que concienciar porque de alguna manera los bares perderán la identidad. Las medidas están siendo ineficaces o sin ninguna validez como las mamparas que convertirían los locales en abrevaderos. La sensación es de desinformación y todo está en el limbo. El sector tiene que unirse y hacer presión porque sin ayudas no se sale y el turismo sostiene la economía de España", resume Piño Prego, de Vigopolis y La Fiesta.

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