Aunque toda la actualidad la absorba el coronavirus, otros asuntos siguen teniendo su espacio en la acción de gobierno. Uno habitual en estas fecha del año es el diseño del plan municipal antiincendios para afrontar la temporada alta de fuegos forestales con una hoja de ruta definida. El de 2020 fue aprobado ayer definitivamente e incluye un total de 29.971 parcelas ubicadas en las franjas antiincendios o franjas secundarias de biomasa, en su nombre técnico. Se trata de terrenos localizados en el entorno de los núcleos de población -por regla general, en un radio de 50 metros- o de carreteras y que, por su capacidad para propagar el fuego, deben estar despejados de maleza. Especialmente tras episodios como el de la ola de octubre de 2017.

Abel Caballero informó que, de las casi 30.000 parcelas puestas bajo el foco, habían sido inspeccionadas un total de 10.000. Y, como viene siendo habitual en campañas anteriores, se está constatando un elevado nivel de incumplimiento de las limpiezas. Seis de cada diez, en concreto. Un total de 6.283 siguen invadidas por los rastrojos y la vegetación, por lo que el Ayuntamiento actuará de oficio. "Limpiaremos y le pasaremos la factura", puntualizó el alcalde de Vigo. El año pasado el Plan de Prevención y Defensa contra los incendios forestales (Pladiga) que elabora anualmente la Xunta calificó el entorno de Vigo como zona de alto riesgo (ZAR).

El declive del rural -muchos menos acentuado en el municipio que en otros puntos de Galicia-, el envejecimiento de la población y, en otros casos, la propiedad desconocida de los terrenos dificultan el desbroce generalizado de los montes, pero con las reformas autonómicas aplicadas desde 2017, los concellos están facultados para intervenir de oficio en parcelas abandonadas. Anualmente, el coste de estas actuaciones en Vigo asciende a unos 300.000 euros, estimó Caballero, que adelantarán las arcas municipales pero que se repercutirá sobre los titulares de las fincas incumplidoras.

"Contra el fuego queremos ser eficaces. Con esto, hacemos frente a la necesidad en lo privado, pero hay que hacer algo más", sintetizó. Por ello, además, el Concello tiene pendiente un proyecto para rodear la ciudad con un "cinturón verde" de unos 50 kilómetros de longitud y 100 metros de ancho. La faja estaría flanqueada a los lados por vegetación y un pasillo interior de entre 25 y 30 metros para que puedan circular los servicios de extinción. El plan sigue en la fase de "planificación" tiene un coste "singularmente notable", como lo calificó el alcalde, de en torno a los 20 millones de euros.